Lo hemos visto en todos los informativos de las distintas cadenas de televisión. El secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, acompañado por el diputado de Unidos Podemos, Diego Cañamero, visitando el Centro Penitenciario de Jaén para encontrarse con el exconcejal y miembro del Sindicato Andaluz de Trabajadores, Andrés Bódalo. Dios los cría y ellos se juntan. En el hospital y en la cárcel se conoce a los amigos, dice el refrán. Y estos lo son, sin lugar a duda alguna. Como siempre que le interesa, Iglesias preparó la puesta en escena y el discurso más conveniente a sus intereses.

Nada que decir sobre la visita. Otra cosa son las manifestaciones del líder. A este chico le va a crecer la nariz como a Pinocho porque miente más que habla. En cuanto le pusieron un micrófono delante protestó enérgicamente asegurando que mientras Rodrigo Rato y Miguel Blesa siguen libres, Andrés Bódalo, "por hacer sindicalismo está en la cárcel". Mentira y gorda. Una más en ese rosario de misterios mentirosos que todos los días reza Iglesias.

Es capaz de darle la vuelta a la verdad y quedarse tan oreado. Con la particularidad de que Bódalo no está en la prisión jiennense de Jódar por defender los derechos de los trabajadores. Bódalo está en prisión por "agredir" a un concejal socialista y "por reincidencia de condenas por hechos similares". Vamos que es un matón. Bódalo se pasa por el forro de sus sindicales pantalones su condición de sindicalista; le va más la de matón de discoteca, la de perdonavidas y matasietes. Bódalo es de los que se hace entender por la razón de la fuerza y no práctica otro lenguaje que ese que le ha convertido en reincidente.

Darle patadas o puñetazos a una persona no es sindicalismo como todavía lo entendemos en España. A lo mejor Bódalo, Iglesias y Cañamero quieren cambiar el concepto y darle esos viejos aires de presunta renovación con los que se presentaron en sociedad, mintiendo, como no podía ser de otra forma. Energúmenos así son los que hacen dudar de la eficacia de los sindicatos. Bódalo es de los que se hace entender con actos violentos y con agresiones que no tienen justificación alguna. Estos que hablan de violencia de género y se abanderan en su defensa, son los primeros en levantar el puño y no para cantar la Internacional, sino para liarse a mamporros con el que no opina, piensa y actúa como ellos.

Es lamentable que Pablo Iglesias se dedique a intoxicar la realidad y a confundir a los ciudadanos. Es un especialista en confundir al personal. Quizá porque es de los que pesca en río revuelto. Además, que pena, visita por primera vez Jaén en loor de micrófonos y cámaras y no hace ni dice nada que sea productivo para la provincia andaluza muy en sintonía con la nula actividad parlamentaria del grupo que lidera. Las falacias de Iglesias demuestran la desfachatez que tiene el Pablo plañidero y demagogo que demostró ser de la vieja escuela apelando a la sensibilidad del ciudadano al espetar: "ojalá hubiera menos gente pobre en las cárceles y algunos de los ricos que nunca han estado presos las conozcan por dentro". ¡Y dale! Bódalo no está en la cárcel por pobre, que tampoco lo es, si no por matón y porque es un peligro para la integridad física de todos cuantos afortunadamente no son como este delincuente que, da la casualidad, también es sindicalista y utiliza esa condición como escudo.