Roque. Es el nombre del perro que desapareció el pasado martes en la localidad de Nuez de Aliste. He de confesar que el titular de este periódico me sorprendió: "Todos en Nuez buscan a Roque". ¿Quién será Roque?, pensé en un primer momento. La foto de la noticia ya lo anticipaba. Era un perro de caza, sí, pero un perro muy especial, como todos los canes que entablan una relacióncon su dueño, en este caso con Manuela Domínguez Casado, de 97 años, que padece sordera y que desde la desaparición de Roque vive un estado de desconsolación. ¡Claro, no me extraña! Roque no la dejaba ni a sol ni a sombra. Quienes tienen un perro saben o imaginanqué puede significar su posible desaparición. Pero en este caso la noticia me ha impactado porque se produce en un contexto muy especial: una zona rural donde la población es mayor y se agarra, en muchas ocasiones, a animales de compañía (gatos, perros, asnos) para seguir viviendo el día a día. Por eso es muy importante que aparezcas, Roque, porque Manuela te necesita.

Layla. Es el nombre de una gata que ha vivido una historia con final feliz. Desapareció el 28 de enero de un piso de estudiantes en Salamanca. Tras su falta, inmediatamente se pusieron fotos por el barrio y en las redes sociales se informó de su desaparición. Grupos de amigos con perros y gatos contribuyeron también a difundir la noticia. Pero lo días iban pasando y Layla no daba señales de vida. Como era lógico, la pena, el desconsuelo y la incertidumbre se iban apoderando de sus dueños. Hasta que el 10 de febrero, cuando ya nadie daba nada por ella, Layla apareció. Un chico la había encontrado, deambulando en una zona próxima a la estación de autobuses de la capital charra. Gracias a Facebook pudo contactar con el dueño de la gata, muy desmejorada ella por la vida que habría llevado durante esos catorce días de evaporación. Algunas amigas dicen que ha sido un milagro. Yo no sé qué habrá sido. Solo sé que su vuelta al hogar ha supuesto rellenar el hueco emocional que se había producido el 28 de enero.

Urdangarin. No pensaba escribir de un personaje que no merece compartir espacio con Roque y Layla. Al final, sin embargo, no he podido por menos que plasmar mis emociones en unas cuantas palabras y compartirlas con usted, que posiblemente esté pensando lo mismo que yo, esto es, si realmente la justicia en este país funciona como tal, si es imparcial y ciega a la hora de dictaminar un caso, si da lo mismo juzgar a unos poderososque a un joven que roba una bicicleta y se manda a chirona durante tres años, como, según parece, resolvió el mismo tribunal que ahora ha juzgado al que en su momento era el yerno ideal de una familia real. Desde que conocí la sentencia, creo menos en este país y mucho menos en sus tribunales de justicia.Porque qué barato sale prevaricar, malversar fondos, defraudar y utilizar el tráfico de influencias para obtener réditos personales. Son mensajes letales y perniciosos para la sociedad. Como para que ahora sigan insistiendo en que usted y yo hagamos las cosas como Dios manda. ¡Ja!