Caerse en Zamora y levantarse y reclamar al Ayuntamiento y puede que volverse a caer para reiniciar un ciclo que no se acaba y no solo aquí, en la capital zamorana, sino en todas las partes, que un tropezón cualquiera da en la vida, sobre todo en aquellos lugares que acusan y sufren y hacen sufrir el paso del tiempo, el deterioro, el mal estado de conservación y el mero abandono. Los viandantes saben mucho de esto en una ciudad como la nuestra, que siempre ha ofrecido grandes y graves muestras de desidia que se hicieron más patentes en los últimos ocho años de mandato municipal del PP cuando precisamente este aspecto, el buen estado de la urbe, debiera ser prioridad de cualquier corporación local, ya sea de un signo político o de otro.

Cuando el ayuntamiento que preside Guarido en una coalición de izquierdas IU-PSOE inició su funciones, hará dos años en mayo próximo, se encontró entre otras envenenadas herencias con que Zamora estaba hecha unos zorros, y que necesitaba reparaciones, arreglos y lavados de cara por todos los lados, tanto en el centro como en la periferia. A ello se puso el alcalde, manos a la obra, y uno de sus primeros quehaceres fue la reforma de pavimentos y aceras en diversos puntos conocidos por su deplorable estado y por el riesgo de caídas o accidentes que representaban. Al respecto se recogieron opiniones y criterios de las asociaciones vecinales, procediéndose en consecuencia, aunque como suele ocurrir no todos han quedado satisfecho con lo hecho o no hecho.

Se necesitan mas mejoras, muchas más y en mas sitios, que no deben tratarse solo de parches ocasionales, y como otra prueba evidente de que aun falta bastante por lograr en este y otros sentidos resulta que el año pasado se han producido 38 reclamaciones al Ayuntamiento, que ya son, por lesiones padecidas a causa de caídas en las calles. Incluso hay un ranking de los espacios con más riesgo y donde más percances se producen haciendo dar con los huesos en el suelo: Cardenal Cisneros, Renova y Sagasta en el casco antiguo, y el entorno de Tres Cruces y Avenida de Portugal, sitios todos con desperfectos en sus aceras que se convirtieron en autenticas trampas para el peatón. Y aquí ha saltado ya la oposición, el grupo del PP, que vuelve a lucirse al aducir que durante el año anterior solo hubo 23, pero calla que en 2014, con Valdeón en la Alcaldía, se sumaron 41 denuncias por caídas. Guarido ha restado importancia, con razón, a que un año se puedan producir más o menos de estas reclamaciones con respecto a otros, y ha hecho hincapié en su confianza acerca de que muchos de los arreglos que ya se han ejecutado o se están ejecutando en las vías públicas sirvan para hacer disminuir la cifra de los percances y de las consiguientes demandas, aunque no todos los que se caen, ni mucho menos, acuden luego al Ayuntamiento a quejarse. Puede que a ello coadyuve una población muy envejecida, aunque todo el mundo se puede caer. Pero ahora, ha remachado el alcalde, todas las reclamaciones se contestan y se tramitan, al contrario de lo que se hacia antes.