El 5 de febrero es la memoria litúrgica de santa Águeda, una joven siciliana del siglo III de la que nos quedan pocos datos. Era de buena familia, y muy pronto se consagró a Cristo, decidiendo vivir virgen y no casarse. El gobernador de Catania, Quintiano, al no poder tenerla por esposa, aprovechó la persecución a los cristianos del emperador Decio para arrestarla. Tras someterla a las torturas -entre las que le cortaron los pechos-, murió en esa ciudad donde se veneran su memoria y sus restos. Se conservan las actas de su martirio, en la que leemos sus declaraciones al juez: "yo soy esclava de Cristo, y por esto de condición servil", y "la nobleza suprema consiste en ser esclavos de Cristo". No se sabe con exactitud el año de su muerte, en torno al 251, pero sí el día y el mes: 5 de febrero.