Abusos. Palabra maldita que ha circulado como la pólvora en Zamora y en muchos medios de comunicación gracias a la noticia publicada por este periódico sobre el primer caso de pederastia en Castilla y León. El protagonista, el que ha sido durante 26 años párroco de Tábara, José Manuel Ramos Gordón. La víctima, F. L., aún revive el calvario que pasó en el seminario de la Bañeza, donde sucedieron los hechos. A raíz de esta denuncia por abusos, han surgido otras similares en Puebla de Sanabria. Y mientras tanto, los vecinos de Tábara, que hicieron un homenaje al cura el verano pasado, ahora se sienten engañados. ¡Claro, como para no estarlo!Ya sabíamos que la pederastia era una conducta mucho más extendida de lo que se suponía en la Iglesia. Quienes han pasado por seminarios e internados saben de qué estoy hablando. Ahora bien, en estos asuntos no basta con decir que en todos los sitios cuecen habas o que las ovejas negras existen en cualquier familia. No, eso no vale. Lo importante es predicar menos y dar más trigo.

Muros. Palabra que se ha puesto de moda gracias al nuevo presidente de los Estados Unidos, Donald John Trump, dispuestoa construir el muro en la frontera con México, el vecino del sur. La mayoría de mandatarios mundiales, con mayor o menor intensidad, han reaccionadonegativamente a la pretensión del líder norteamericano. También lo han hecho organizaciones sociales, medios de comunicación y ciudadanos. Ahora bien, si muchos se muestran horrorizados con la idea, otrosla ven con buenos ojos. Lo chocante y sorprendente, sin embargo, son los discursos de quienes critican abiertamente el proyecto de Trump y olvidan que en sus países también hay muros físicos (por ejemplo, en Melilla) o simbólicos (por ejemplo, los prejuicios sociales) que dificultan o impiden no solo la circulación de las personas sino también la transmisión de ideas diferentes entre los ciudadanos. Aunque no comparto la construcción del muro, me irrita sobre todo la hipocresía con que muchos dirigentes políticos y ciudadanos despachan este asunto.

Tradiciones. Palabra clave que, cada tres por cuatro, sale a la palestra cuando recordamos, festejamos y revivimos sucesos, rituales, efemérides o acontecimientos, principalmente colectivos, de un pueblo o de una organización concreta, como pueden ser la Universidad, una familia, un club de fútbol o una empresa. Sin entrar a valorar el contenido y el significado de muchas tradiciones, no puede negarse que son un aspecto clave de la vida social, pues sirven para entender el pasado y recrear el presente con herramientas de antaño. Aunque a veces las tradiciones son un freno para la innovación y el cambio social, en otras ocasiones son o pueden ser también un recurso para el desarrollo económico y social de un territorio. Fíjense, por ejemplo, en la importancia de las Águedas, de la Semana Santa o del Toro Enmaromado en estas tierras o en las tradiciones de otras zonas que atraen a miles de visitantes y turistas, ansiosos por revivir el pasado o simplemente con ganas de consumir nuevas experiencias, como es mi caso.