El índice de precios al consumo, que viene a ser como la constatación oficial y el público reconocimiento de la subida del costo de la vida, o sea de lo que todo el mundo sabe ya por experiencia, justifica el tremendo alza del primer mes del nuevo año, el 3%, en el notable incremento experimentado en la luz y en los derivados petrolíferos. No solo esos, claro, como bien se sabe, pues a las subidas se apuntan todos, pero es evidente que parecen haber sido la causa principal.

Lo de la luz, lo de sus tarifas, es un clamor constante que el Gobierno del PP sigue sin saber o sin querer remediar. Ahí ha estado Rajoy, en el Congreso, sin querer saber nada del asunto, como de casi ningún asunto. De Rajoy ya sabemos todos lo que se puede esperar. Incluso cuando los grupos de oposición - hasta Rivera, el de Ciudadanos - han reclamado la bajada del IVA para el sector, ha contestado que nones. Pero eso sí ya ha enchufado, y nunca mejor expresado, al ex director general de la Guardia Civil, un antiguo jardinero amigo personal del presidente a lo que parece, como consejero de la empresa pública Red Eléctrica, con 175.000 euros al año. O sea, lo de las puertas giratorias que denuncia Podemos con toda la razón. Vivir de la política suele ser para siempre.

Con la bajada del IVA tampoco es que hubiese disminuido tanto el recibo pero algo se hubiese notado, pues de pagar el 18 por ciento actual al 4 por ciento solicitado hay diferencia. Las compañías de electricidad, alguna de ellas al menos, se están dirigiendo estos días a sus clientes, para asegurarles que no han subido las tarifas. Pero el hecho es que sí han subido, se calcula que unos 20 euros desde el año pasado por estas fechas, en ls recibos medios, que ya es.Todo lo cual retorna la realidad al viejo debate en el que las empresas se defienden asegurando que el 64 por ciento del recibo no es el costo de la luz, sino los impuestos y peajes que carga el Gobierno a los consumidores.

Pagamos la luz más cara o de las más caras de Europa. Como pagamos más cara la telefonía y tantas otras cosas más, y eso en un país de mucho paro y sueldos y pensiones bajas. Pero es que aquí el proteccionismo oficial le pagan los demás, los hogares y las empresas. El régimen de primas a las llamadas energías renovables, pese al recorte del Gobierno desde hace tres años a las subvenciones, supondrá este año más de 6.000 millones de euros, cuando antes de la crisis las ayudas apenas sí pasaban de los 2.000 millones. De modo y manera que la deuda pública prosigue incrementándose y Bruselas ha decidido y exigido unos recortes en los presupuestos generales que se cumplirán o se intentarán cumplir a base de tijeretazos en los servicios básicos y una mayor carga fiscal.

O sea que con el recibo de la electricidad pagamos también los impuestos: el IVA y otro tributo especial y las subvenciones no solo a las renovables sino a la minería y otros destinos relacionados con las energías. Y algo similar ocurre, aunque no tanto, con la gasolina, el gasoil y demás derivados, algunos de los cuales, como el gasóleo han subido en menos de un año casi el 50%.