Más basura, como si ya hubiese poca con los casos de corrupción que se conocen y que están siendo juzgados ahora. Y más basura de otra índole, más personal y más oscura, la que viene siendo vomitada desde siempre por un canal de televisión, Telecinco, que dedica horas cada día a los más sucios y malolientes asuntos, íntimos o no, a través de la visión de turbios personajillos. A mayores, y por si fuera poco, a este coro de feas voces se han unido algunos medios de internet, reviviendo viejas historias que poco aportan, salvo su conocimiento, aunque de hecho ya eran más que conocidas, y que solo pueden servir para debilitar las instituciones del Estado.

Se trata también de hacer leña del árbol caído, esa envidia y esa crueldad tan estúpidas y españolas, expresivas del odio que domina también ciertos ambientes y círculos políticos, tanto de la derecha como de la izquierda, unidos en tales tesituras, al parecer, en pro de ambiguos intereses hacia objetivos comunes tan ambiguos como identificados. Porque, según van transcurriendo las circunstancias, resulta que la historia, sacada ahora a colación, de los encuentros entre el rey don Juan Carlos y la actriz Bárbara Rey, y las incidencias colaterales que la rodearon, en lo que de todo parece que hubo: grabaciones, intentos de chantaje, mucho dinero por medio procedentes de los fondos reservados? Acaba deviniendo a la postre en gracia a posibles manipulaciones en un intento más de vuelta de tuerca a la historia reciente del país, desde los primeros años de la transición.

Lo que en principio no fue más que una serie de rancios reportajes periodísticos, sensacionalistas y amarillentos más que otra cosa, ha pasado, de la red y los medios impresos que posteriormente lo han recogido, al canal de la basura por excelencia, y desde allí tertulianos tan prestigiosos como los tales Esteban, Matamoros, Milá, y demás intelectuales de esa calaña, han vertido no ya opiniones sino supuestos datos, sin prueba ni soporte válido alguno, que inciden sobre asuntos de Estado ya muy aclarados aunque solo sea por el paso del tiempo pero que aun siguen despertando la paranoia aguda de ciertos grupos ubicados en los polos más recalcitrantes del panorama político y que siguen viendo intrigas y conspiraciones en todo cuanto ocurre en el país, antaño y hogaño.

Que una de estas singulares tertulianas afirmase en uno de esos espacios basura que el monarca emérito había advertido a la conocida artista de variedades que no saliese de casa el 23-F del 81 está siendo utilizado como testimonio de que el Rey que salvó a España del asalto al Congreso y que restableció el orden y la normalidad democrática y transmitió la tranquilidad a los españoles, estaba al tanto de lo que iba a ocurrir aunque luego acabase frustrándolo. Claro que mayormente son los mismos que siguen emperrados en que la masacre del 11-M de 2004 en Madrid fue una intriga criminal para derrocar al PP y no un atentado yihadista en respuesta al protagonismo de Aznar en la guerra de Irak. Pero es lo que tienen estas cosas: que acaban siendo como echar comida a los buitres.