Los medios de comunicación nos tienen al corriente del aumento inusitado del precio mayorista de la electricidad, coincidiendo con una más que considerable ola de frío que ha provocado un generoso aumento del consumo eléctrico. De momento, los consumidores finales todavía no somos conscientes de ese aumento porque no nos ha llegado la correspondiente factura que, téngalo por seguro, llegará abultada en breve.

El importe de la factura: al desglosarla, tenemos, por un lado, el importe de la potencia contratada que supone una cuota fija equivalente al 40% del importe total. Este importe incluye los costes de transporte, la distribución, los incentivos a renovables y la amortización al déficit de tarifa fijado mediante orden ministerial. Por otro lado, un 25% del recibo se justifica con los impuestos: llámese IVA, impuesto de la electricidad y alquiler de los equipos. Finalmente, el otro 35% restante corresponde al consumo propiamente dicho y en él influye directamente el precio del mayorista de la electricidad que, a su vez, tiene que comprar la electricidad a las empresas de producción y estas han encarecido el precio también. Aquí hay que diferenciar a los clientes que ya tienen instalado los contadores inteligentes, que pagarán según el precio que se marque para cada franja horaria, mientras que el cliente que no tenga ese tipo de contador, se le cobrará según la media proporcional horaria.También hay que diferenciar dependiendo del tipo de tarifa que se tenga contratada, hay tarifas que no se verán afectadas por estas subidas puntuales de la comercialización.

Pero ¿por qué sube el precio de una forma tan desorbitada? Pues por el mismo motivo que sube el precio de los percebes, el besugo y el cordero en las Navidades: debido al aumento de la demanda que han provocado las condiciones meteorológicas tan adversas, la falta de viento y la escasez de agua acumulada en los embalses. Colateralmente, Francia ha parado temporalmente parte de sus centrales nucleares, lo que les está obligando a comprar electricidad a España incidiendo en el aumento de la demanda. Estas consecuencias de la oferta y la demanda afectan a los precios del mercado y repercute directamente en el cliente. La falta de viento y agua, como decía, hace que las centrales térmicas se tengan que poner a funcionar a pleno rendimiento y el combustible que usan también se ha encarecido de forma considerable. En fin, un cúmulo de acontecimientos que han creado y alimentado la tormenta perfecta.

Las consecuencias para nuestra renqueante economía vendrán de la mano de una subida inmediata de la inflación lo que redundará, como sabe, en una disminución de nuestro poder adquisitivo.

En Navidad, si los percebes están muy caros, podemos optar por consumir otro tipo de producto. Pero en este caso, son lentejas. Aun así, algo se puede hacer como, por ejemplo, reducir la potencia contratada. Su precio también se ha encarecido bastante durante los últimos años y la mayoría de las viviendas están sobredimensionadas.

Otra solución pasa por modificar los hábitos de uso y buscar los días más económicos. El mercado de la electricidad se asemeja a una lonja: diariamente se produce una especie de subasta, fijándose el precio para cada una de las franjas horarias del día siguiente. El resultado se publica en la página web de REE (www.ree.es). Las horas más baratas son desde las 00:00 horas hasta las 08:00 horas coincidiendo con el periodo de menos demanda así como los fines de semana.

El "standby" de los electrodomésticos se lleva más del 5% del consumo eléctrico de nuestros hogares, por lo que no sería una mala costumbre desenchufar totalmente aquellos que se haga un uso mínimo de ellos.

Y, otra solución, que no está en nuestras manos pero sí en las gubernamentales, pasaría por reducir toda esa cantidad de pagos extras que lleva consigo la factura de la luz y que, a mi modo de ver, son tan abusivos o más que las cláusulas suelo de las hipotecas. Al fin y al cabo, las cláusulas de las hipotecas las firmamos ante un notario pero estas nos han sido impuestas sin miramiento.

La conclusión a la que se llega es que cuando la generación de electricidad se realiza mediante las energías renovables el coste es muy inferior. Por algo será. Además, ante una situación descontrolada como esta, es posible que el sistema que se utiliza para fijar el precio de la electricidad, no sea el idóneo al ser marginal. Me explico: la primera electricidad que el mercado va obteniendo para su distribución, se hace a coste cero. Según va aumentando la demanda se va adquiriendo más cantidad, según las necesidades, y así hasta llegar al final que es cuando se fija el precio. Ese precio se aplicará a todo el tramo de la electricidad comprada anteriormente. Insisto, algo no está bien y el pagano, como siempre, es el consumidor final.

(*) Trader Independiente