Como si fuera una consigna, una contraseña, una indicación procedente de las más altas esferas, no se puede tocar a los Pujol. Ni "tocallos", ni "meneallos" y ni siquiera "enmendallos", con lo necesitados que están de que los jueces les enmienden la plana. Porque la plana mayor de los Pujol está hasta las cejas de mierda. Esta familia parece la inventora de la corrupción. Han traspasado todas las líneas, las rojas y las otras. Y por si la justicia mueve el índice acusador, papá Jordi, no es que avise, es que amenaza directamente, si va a la cárcel publicará un dossier que hará caer la democracia. ¡Jo, qué fuerte! La democracia española en peligro por unos papeles que el susodicho fue acumulando gracias al servicio prestado por sus "pata negra", exagentes del entonces CESID que, al parecer, elaboraron informes durante años sobre las redes de corrupción, escándalos y sus ramificaciones en todo el Estado Español. No es la primera vez que el ex molt honorable amaga con hacer públicos esos papelitos.

Como se las gasta el ex. Lo cierto es que en cuatro años de investigación ningún miembro del clan ha pisado la prisión. Ningún juez, ni en Barcelona ni en la Audiencia Nacional, ve motivos legales para ello a pesar de las constantes ilegalidades cometidas por la práctica totalidad de los miembros de la familia Pujol. Investigados si están por delitos de carácter grave como el blanqueo de dinero, contra la Hacienda Pública y de falsedad en documento mercantil. A usted o a mí, querido lector, ya nos habrían caído de 25 a 30 años. Otro gallo nos cantaría si nos apellidáramos Pujol.

Con los apellidos se establecen tremendos agravios comparativos. No es lo mismo apellidarse Rato, Bárcenas, Cháves, Griñán, Muñoz, Roca, Urdangarín, Correa, Merino, y estar implicado en la trama Gürtel o en la no menos escandalosa de los Eregate de Andalucía, que ser un miembro o ex miembro de la Generalitat de Cataluña y apellidarse Pujol. Estos tienen bula y no precisamente papal, sino del Estado. Es que hasta la fecha, las únicas medidas cautelares acordadas en el procedimiento contra el clan catalán, no fueron tomadas hasta el 12 de febrero de 2016 y afectaron exclusivamente a Jordi jr.

Por cierto, si por una serie de informaciones contenidas en unos papeles, no sólo se puede tambalear, sino que la democracia española puede venirse abajo, eso quiere decir que los cimientos no son firmes. Por lo tanto habrá que tirar lo que hay e iniciar una nueva construcción, con buenos materiales entre los que predominen los de la honradez. De otra forma no se entiende la pasividad judicial y de todos los demás órganos del Estado. No puede haber mano dura para unos, que se la merecen, y para otros iguales o peores emplear un silencio cómplice, realizar un ejercicio de indiferencia o enguantarse la mano. Es verdad que quienes también deberían tomar medidas son los propios catalanes, la sociedad siempre que sea responsable y coherente y las instituciones que prefieren ponerse a bailar sardanas. Quisiera saber a santo de qué el juez de la Audiencia Nacional, José de la Mata, se ha negado a dar el visto bueno a una nueva gran redada contra el clan Pujol solicitada formalmente por la Policía Judicial. No me caben aquí los contundentes motivos alegados por la Udef y que su señoría ha echado abajo. A lo mejor lo único que pretenden es salvar la democracia y de ahí la consigna: "No tocar a los Pujol".