El Año Nuevo Chino, más conocido como la Fiesta de la Primavera en China o como Año Nuevo Lunar en el extranjero, es la festividad tradicional más importante del año en el calendario chino celebrada también en otros países del Este de Asia.

El pasado sábado, los chinos celebraron el nuevo año 4715, al que llaman del Gallo Rojo de Fuego. Como es tradicional, es un día de reuniones familiares y celebraciones en la calle. En Madrid, un importante número de ciudadanos chinos se dieron cita en distritos como el de Usera y hasta en la zona centro de la capital de España para celebrar su Año Nuevo con diversas actividades.

Para marcar este primer día del Año Nuevo se elige el día de la luna nueva más próximo al día equidistante entre el solsticio de Invierno y el equinoccio de Primavera en el hemisferio Norte, justo 45 días distantes entre uno y otro; de ahí que nunca sea el mismo día de comienzo del año, a diferencia del calendario Gregoriano que siempre se celebra el Año Nuevo el 1 de enero.

Con esta festividad se da por iniciado un nuevo año para aquellos países que se rigen por el calendario lunar.

Quince días de celebraciones dan para mucho y los ciudadanos chinos y los de los países influenciados por su cultura lo viven de una manera muy intensa. Curiosamente, encuentran tiempo para todo, para estar con la familia, reunirse con los amigos, cocinar o para salir a la calle a hacer sus típicos desfiles.

El pez, por ejemplo se coloca en las casas para atraer la abundancia y si es de color rojo servirá para ahuyentar el Nián; en la mitología china es una bestia que habita bajo el mar o en las montañas y que sale de su escondite al inicio de la Primavera para atacar a la gente, en especial a los niños.

En las puerta se colocan a los "guardianes" para defender a los que habitan de la presencia del espíritu malo.

Las paredes y fachadas se tiñen de color rojo, símbolo de la buena suerte, en las cocinas de todo el país se puede percibir el olor de los tradicionales raviolis. Las casa se barren y se limpian con especial esmero, además suelen dejar todas las deudas saldadas para entrar en el Año Nuevo con buen pié.

El primer día de la celebración del Año Nuevo es tradicional no comer carne para tener una larga y plena vida. Es el gran día de la danza del dragón, punto culminante del festival de la primavera.

El dragón chino es símbolo de sabiduría, cultura y riqueza. Durante la danza los artistas o intérpretes sostienen el dragón sobre postes haciéndolo subir y bajar dando la impresión de que el dragón baila a medida que van pasando entre la gente al son de gongs y tambores.

El león también forma parte del desfile, este animal de llamativos colores a diferencia del dragón, suele estar manejado por un solo artista y va por las puertas de las casas donde los moradores han dejado un sobre rojo con dinero y una lechuga, símbolos de vida y riqueza.

En días sucesivos los niños y los antepasados son protagonistas de la fiesta. Se dedica un día para rezar a los antepasados y los niños rinden homenaje a sus padres.

Finalmente, se lleva a cabo el Festival de la Linterna donde los niños son los principales protagonistas llevando una linterna encendida en la oscuridad de la noche.

El 28 de enero se celebró el Año Nuevo del calendario tradicional chino, el comienzo del 4715, sin embargo, el anterior 4714 se celebró el 8 de febrero. El cálculo lo hacen de acuerdo con el ciclo de Chang. Ellos lo sitúan a partir de la coronación del legendario Emperador Amarillo Huangdi, el año 2698 a.C.