En la reciente visita de cortesía que los representantes de la Confederación Nacional de Jubilados y Pensionistas de España hicimos, para dar la bienvenida a la nueva Directora General del Imserso, Carmen Balfagón, ésta nos manifestó el gran interés que tiene por que las personas mayores permanezcan activas en cualquiera de las circunstancias sociales o de facultades físicas que se encuentren. Puso ejemplo de objetivo a cumplir que, cuando se realicen viajes de termalismo social, se aprovechen los días, no solamente para tomar los baños, sino para realizar actividades de formación: gimnasia de mantenimiento, práctica de idiomas, ampliación de conocimientos de las nuevas técnicas informáticas y en general todo aquello que favorezca la autoestima y la participación de los mayores en la vida social. No importa la edad para seguir aprendiendo puesto que se pretende mejorar la calidad de vida a medida que se envejece. Desde el Imserso están en disposición de apoyar el envejecimiento activo con cargo al Programa de "Actividades Formativas" que allí existe.

La Organización Mundial de la Salud define el envejecimiento activo como el proceso en que se optimizan las oportunidades de salud, participación y seguridad a fin de mejorar la calidad de vida de las personas a medida que envejecen. El envejecimiento activo permite que las personas realicen su potencial de bienestar físico, social y se centre en las personas mayores la importancia de dar una imagen pública de este colectivo.

La sociedad es consciente de que la nueva realidad demográfica es consecuencia del crecimiento de esperanza de vida, por lo que el número de personas mayores es cada vez mayor.

Cuando nos referimos a personas mayores estamos hablando de pensionistas y aquí se encuentra el problema de los gobernantes para hacer frente al crecimiento de las pensiones con unos fondos que cada día son menores. Se nos asegura que no es posible actualizar las pensiones al mismo ritmo que crece el I.P.C. Realmente, cuando hablamos de pensionistas, no se trata únicamente de quienes hemos estado cotizando durante cuarenta años o más con el producto de nuestras rentas de trabajo. Invocando el principio de solidaridad, todo el mundo tiene derecho a percibir una pensión si no está capacitado para el trabajo o no encuentra un empleo que le permita obtener una renta de su actividad. Estas situaciones son las que hacen crecer de forma desorbitada los presupuestos de las pensiones.

Puesto que parece que en este país nadie se va a morir de hambre, todos tenemos que contribuir a que la calidad de vida sea la mejor posible, dentro de las inevitables limitaciones que la naturaleza nos impone.