Todos somos hermanos y hay que tener mucha caridad con el prójimo". ( Beato Fray Leopoldo ).

Hace ya muchos años, oí hablar, por primera vez, de Fray Leopoldo de Alpandeire en Salamanca, a la madre de un amigo, gran devota del hoy Beato Fray Leopoldo de Alpandeire, quien me regalo una estampa y desde entonces, llevo siempre, en mi cartera una estampa con la novena de Fray Leopoldo, junto con el calendario anual.

Recuerdo haber leído, en su día, un artículo escrito por Tico Medina, gran admirador de Fray Leopoldo, publicado en el Faro de Vigo, donde elogiaba las virtudes de ese " gran santo de la calle", virtudes que nuevamente elogió en el pregón de la apertura del 50 aniversario de su muerte que iniciaba con unos versos que decían así:

Dale limosna, mujer,

Que no hay en la vida nada,

Que no hay en la vida nada,

Como la alegría de hablar

De Frey Leopoldo en Granada.

Fray Leopoldo fue un hermano lego capuchino que vivió la mayor parte de su vida en el Convento de los Capuchinos de Granada, dedicado al cuidado de la huerta conventual y a la actividad de limosnero recorriendo a diario las calles de Granada, en solicitud de limosna para socorrer a los pobres.

Era un persona que abrazaba la humildad y la obediencia, cercano y próximo a los más pobres y necesitados.

Cuando fue beatificado el día 12 de septiembre de 2010, el Papa Benedicto XVI dijo de él: "La vida de este sencillo y austero religioso capuchino es un canto a la humildad y a la confianza en Dios y un modelo luminoso de devoción a la Santísima Virgen María. Invito a todos, siguiendo el ejemplo del nuevo Beato, a servir al Señor con sincero corazón, para que podamos experimentar el inmenso amor que él nos tiene y que hace posible amar a todos los hombres sin excepción".

Fray Leopoldo era un "hombre de Dios". Entre las gentes de la calle era una persona distinta, pero no distante. Era distinto por su oración permanente, por su humildad, por su disponibilidad, por su pobreza, por tener un corazón de niño, noble, franco, de campesino honesto, tenía los ojos vueltos hacia la tierra y el corazón hacia el cielo.

Su vida estuvo dedicada al trabajo y a la oración, fue una vida de desprendimiento.

Fray Leopoldo es el Santo del Pueblo, está con la gente que sufre, con la gente necesitada; en su época los ricos eran cada vez más ricos, y los pobres más pobres, con estos últimos estaba Fray Leopoldo, y supo ganarse el respeto de todos y la veneración de algunos, le toco vivir un momento difícil, la pobreza se generalizaba en Granada, él supo remediarla en su medida.

Fue un humilde siervo de Dios que ya en vida era considerado santo, era considerado un hombre de Dios y todo el mundo sigue pidiendo su intercesión.

Su tumba en el Convento de los padres Capuchinos de Granada es un lugar de peregrinación donde los peregrinos buscan la paz, piden su ayuda y le dan gracias por su intercesión y ayuda, especialmente en el ámbito de la salud y el trabajo.

Fray Leopoldo vive entre nosotros, conócele, no te arrepentirás, seguro te ayudará en tus necesidades y para que tu vida sea mejor, su lema era atender las necesidades de las personas con las que se encontraba y pedían su ayuda. El humilde limosnero de las tres avemarías sigue suscitando una gran devoción popular. Con estas líneas quiero hacer un homenaje a Fray Leopoldo, que bien se lo merece. Fray Leopoldo, rogad por nosotros.

Pedro Bécares de Lera