Algunos -de sus votantes- se creyeron desde el primer instante que el Ayuntamiento de Zamora resultante de las eleciones de mayo de 2015, y encabezado por un alcalde comunista: Francisco Guarido, de IU, iba a significar hostilidad y ruptura con cualquier aspecto relacionado con la Iglesia y más en tiempos de tan burdo y rampante laicismo. Que luego, enseguida, el primer mandatario municipal fijase su postura personal en cuanto a no asistencia a las procesiones y eventos litúrgicos así como el veto a utilizar la Casa Consistorial como sede de imágenes religiosas en determinados actos populares por tradicionales que fuesen hizo aumentar las esperanzas y deseos en este sentido de esa minoría de laicos, modernos y progresistas en general del más diverso pelaje.

Pero resulta que no ha sido así, porque aunque respetando la creencias o no creencias de Guarido, por otra parte anunciadas dentro del programa electoral de su partido, el equipo de gobierno local que conforman IU y PSOE suele ser consciente, aunque tampoco siempre como sería de desear, que dirigen el Ayuntamiento de todos los zamoranos de la capital y que a ellos se deben en definitiva y última instancia. Errores y meteduras de pata por razones ideológicas ha habido, como la oposición del PP ha denunciado en su día, pero puede que hayan servido para hacer autocrítica - eso que otros, y no hace falta señalar, no saben en su soberbia ni lo que es - y para mejorar los servicios que se prestan a la ciudadanía. Que para eso, para no volver a incurrir en ellos, deben servir los errores.

En lo sustancial, en el fondo, no ha cambiado tanto el devenir político del Ayuntamiento, aunque haya cambiado en la forma.Y ahí están como muestra las subvenciones que se siguen manteniendo a las entidades religiosas o relacionadas con las mismas, recientemente anunciadas para el año en curso y que según ha declarado acertada y ponderadamente el concejal de Hacienda, hombre de IU, Miguel Angel Viñas, están mas que sobradamente justificadas, como así es. No se mira ni el origen ni la procedencia de estas instituciones, ni su fe católica significa detrimento alguno, pues lo único que se contempla son sus resultados, la importante labor social que realizan en la ciudad, bien conocida en todos y cada uno de los casos, ya se trate de Cáritas, del Obispado, de la Junta de Semana Santa. o del Centro Menesiano, ha venido a decir el edil, justificando los presupuestos, igualmente, en cómo algunos de estos organismos suplen eficazmente la lenta burocracia de las administraciones en cuanto a la asistencia humanitaria y social se refiere, siendo Cáritas el ejemplo más notable y conocido.

Acierta de pleno el equipo de Gobierno municipal manteniendo y defendiendo esta postura con la que está de acuerdo, sin duda, la mayor parte de la población. Aparte de estas ayudas, naturalmente, el Ayuntamiento ha dispuesto otra serie de subvenciones, como todos los años, destinadas a servicios sociales, a fomento empresarial y turístico, cultura, deportes, y barrios, con una inversión anual de más de un millón de euros, lo que no deja de ser dinero cuando las arcas locales siguen tan exhaustas.