La Cabalgata de Reyes de Vic (Barcelona) seguirá dando mucho de qué hablar. No se puede manipular a la infancia de la manera vergonzosa que lo hacen ciertas organizaciones independentistas catalanas. No se puede prostituir la tradición. Y lo que es peor, no se puede politizarla, enfangarla y jorobarla viva. Como tampoco se puede educar en el odio en lugar de hacerlo en valores tal y como se hace en algunos centros escolares de Cataluña, donde el nombre de España está proscrito cuando no maldito. Las frases que le dedican tiernos infantes que deberían estar pensando en otras cosas, en lugar de insultar y manifestarse presos del odio que les inculcan, es el peor botón de muestra de que en aquella comunidad se están reinventando la historia y de que han hecho del odio el arma principal que utilizan en su ofensiva.

Las dos organizaciones que se han inventado lo de "los Farolillos de la Estelada" con los que alumbrar, según ellos, el camino de sus Majestades no saben lo que están haciendo con esa actitud suya. La Cabalgata de los Reyes Magos es universal, fundamentalmente en los países católicos y ni estos ni otros como ellos pueden reventar la tradición a fuerza de politizarla.

En Cataluña son cada vez más las voces discrepantes con la política de los que mandan y de organizaciones como la Asamblea Nacional Catalana y Ómniun Cultural que son las autores de la lumínica mala idea. Los catalanes han sido históricamente un pueblo lúcido, un pueblo inteligente, están obcecados con la obcecación de los Mas, Homs, Puigdemont, Tardá y compañía.

Ni los más radicales están de acuerdo con lo de la Cabalgata, con eso de prostituir y politizar las tradiciones. Nadie con dos dedos de frente puede creer que eso no tiene importancia, que da igual la estrella que condujo a Melchor, Gaspar y Baltasar al Portal de Belén, que los farolitos en cuestión. Además, los niños no son tontos, leen, escuchan y ven y, de esta forma, acabarán reventándoles la ilusión. Y si a un niño le quitas la inocencia y la ilusión no le queda nada o casi nada.

La obsesión de los independentistas es ya enfermiza y surrealista. Después de lo de la Cabalgata, vendrá otro invento absurdo para el Día de los Enamorados, para San Blas, para el Carnaval o la Semana Santa, para cualquier fiesta en la que, pino arriba, nos puedan meter la estelada por el mismo sitio por donde se introducen los supositorios, para que así cuando se haga una ecografía o una radiografía, lo primero que se vea es la estelada cubriendo los principales órganos del cuerpo humano. Empezamos a estar hartos de estas gilipolleces "made in Catalonia"con las que buscan lo que buscan, amén de provocar a todo el mundo, excepción hecha, claro, de los que por llevar la contraria, lo aplauden aunque en su interior no lo sientan.

Por favor, la única luz posible debe ser la sonrisa de los niños y en este caso, la luz de la estrella que condujo sin error posible a los Magos de Oriente.