El 2017 está como quien dice a la vuelta de la esquina. Llega cargadito? de subidas. Las temidas subidas que son una constante a lo largo del año, del que viene, del que se va, del anterior y de los que están por llegar en el futuro. Y se quedan tan anchos los que permiten que la vida se nos ponga por las nubes y que los precios se disparen a la puerta de cada nuevo año. Bajarán hipotecas y peajes. Parece ser que transporte público, aviación y telefonía mantendrán el tipo en el arranque del año y eso a pesar del multón a Telefónica por subir eso que llaman Movistar Fusión y que es un fraude como un castillo. Te lo endosan a un precio y cuando quieres darte cuenta ha subido varias veces.

Pero es que todo lo demás, sube como la espuma. Incluida la cesta de la compra que cada vez está más vacía. Y luego dicen los tenderos que no, que todo sigue igual en materia de precios. Con el billetero en la mano es imposible creerlos. Luz, de vital importancia en nuestras vidas, gas y combustibles más caros, mucho más caros para recibir el nuevo año. Dicen que el encarecimiento de las materias primas provoca el incremento de sus precios.

El recibo de la luz será el primero en subir al comienzo de 2017. ¿Y van?? Demasiados comienzos con demasiadas subidas siempre de lo más esencial: la luz. ¿En cuánto cifran las eléctricas esa subida que hará polvo las economías más débiles?, pues, oiga, eso lo saben solo ellos y el Ministerio correspondiente. Ya sabemos que la factura tiene dos partes, la que depende del Gobierno, un poco más moderada y la otra, la que manejan a su antojo las eléctricas y que no ha dejado de subir en las últimas semanas. ¡Ansiosos!

Solo este diciembre, el precio del megavatio ha pasado de poco más de 40 euros a más de 60. ¡Una barbaridad! No es de extrañar que la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia esté mirando con lupa el asunto por si se hubieran cometido irregularidades. Lo que no se puede entender es que los Gobiernos se conviertan en cómplices de las eléctricas. Estas compañías nunca arrojan pérdidas y además no tienen corazón. Cuando no se paga, no andan preguntando, proceden al corte y a otra cosa mariposa. El Gobierno tiene que congelar precios que ya son abusivos, tiene que estar más vigilante y hacernos la vida un poco más llevadera a sus gobernados y no que nos ponen la vida muy, pero que muy difícil.

De la principal operadora de telefonía, es decir, de Movistar ¿qué vamos a decir los que sufrimos sus constantes subidas? Ofrecen paquetes la mar de apañados para atraparte y en cuanto has picado el anzuelo, ¡zas! Te empiezan a incrementar los precios ligados a la telefonía fija y a la móvil. Hay que darse de baja de todos los servicios que ofrece como desvío e identificación de llamada o mantenimiento porque en todos ellos arrean unos palos de muerte. Para dar de alta un teléfono son raudos, para darlo de baja van a paso de tortuga y nunca pierden, el cliente para la telefonía nunca tiene la razón con lo cual conculcan un principio comercial de toda la vida.

Lamento ser portadora de noticias agridulces. Las agrias las protagonizan luz, gas y combustible. Como siempre, lo más necesario es lo que antes y más sube.