Otra lotería de Navidad, aparte de esa que nunca toca a la inmensa mayoría de los españoles y menos aun en Zamora, virgen aún del Gordo, es la que ha representado este año, justo un día antes del sorteo tradicional del día 22, esa sentencia del Tribunal Europeo de Justicia, que ha calificado de ilegales las cláusulas suelo con las que bancos y cajas, durante décadas, han engordado sus ejercicios a costa de las hipotecas y de los millones de hipotecados -más de 4 millones, 5.000 en Zamora- que han accedido a la vivienda en propiedad, sobre todo, gracias este créditos bancarios que las entidades financieras se disputaban denodadamente en los años de las vacas gordas. Se veía que se pagaba lo mismo abonando un alquiler por un inmueble que siempre sería de otro, que comprándolo a base de hipotecarse aunque fuese para toda la vida, y no se miraba más. Pero quien sí lo miraban eran los grandes bancos y las pequeñas cajas, todos, que en sus contratos hacían firmar una condición según la cual aunque los tipos de interés bajasen siempre habría un tope que limitaría tal descenso, lo que ocurrió con el euríbor.

Gracias a esas cláusulas suelo, la entidad siempre tenía garantizado un amplio margen de beneficio. Parece que el Banco de España tampoco tenía nada que decir sobre el asunto, ni los distintos Gobiernos de PP y PSOE que se iban alternando. Eso quedaba firmado, y ya estaba. Pero sucedía, también, que si los más enterados iban a protestar, el banco acababa rebajando sensiblemente el producto, aunque manteniendo un tope, eso siempre por descontado. Pero a los que ni se enteraban ni se quejaban, la gran mayoría, el banco o la caja les seguía cobrando lo mismo de la hipoteca mensual, aunque el euríbor estuviese por los suelos. Hasta que con el fin de la prosperidad y la caída en el pozo profundo de la crisis, la situación financiera se hundió al pincharse la burbuja inmobiliaria y otras burbujas y la endeblez del sistema financiero quedó patente y al aire, en peligro de crac inminente, que hubo de ser salvado por el Gobierno de Rajoy a base de un rescate de más de 100.000 millones. Poco después, las denuncias empezaron y los juzgados se llenaron de litigios en los que la gente reclamaba el dinero pagado de más en sus hipotecas, mucho dinero en total.

En España había una sentencia del Supremo por el que se admitía la condición abusiva de las cláusulas suelo y la obligatoriedad de su devolución, pero con efectos, tan solo, desde el año 2013 que es cuando se produjo el fallo. Recurrida a Europa, ahora Estrasburgo da la razón a los denunciantes lo que supone que las entidades bancarias habrá de devolver unos 5.000 millones. Claro que no se van a plegar fácilmente a esta sentencia quienes están acostumbrados a hacer de su capa un sayo y cobrar a los clientes por todo. Pero ya están los grandes bufetes de abogados, a la americana, ofreciéndose para llevar las reclamaciones ante los jueces, seguros de que más pronto o más tarde, las cantidades cobradas indebidamente habrán de devolverse, lo que va a suponer un pico muy grato para los beneficiados, algo así como si tocase la pedrea en el sorteo navideño. Suerte de la que participaría Hacienda.