Zamora, una de las provincias más envejecidas del país, con una tasa de actividad del 50% y con grandes deficiencias industriales y de infraestructuras es, junto a Soria, la que ha conseguido situar a Castilla y León como la comunidad con mejor resultado nacional y séptimo mundial en el informe PISA que evalúa el sistema educativo español. Un dato paradójico si se tiene en cuenta que en el último año han abandonado la provincia 2.654 zamoranos, en su mayor parte jóvenes tras acabar sus estudios en busca de un puesto de trabajo. Solo en Madrid se instalan dos universitarios cada día. En total miles de personas, miles de cerebros formados en los centros educativos de su tierra natal y abocados a emigrar en busca de un futuro profesional, el mayor pico de emigración de la última década.

Además, Zamora es la provincia con mayor índice de titulados en la ESO, incluso en el medio rural. Unos datos que, en palabras del consejero de Educación de la Junta, Fernando Rey, obliga a "enorgullecerse de la enseñanza" en esta tierra.

Lo que la Administración obvia es cómo conseguir que esta materia prima tan valiosa repercuta en la propia sociedad zamorana, y de ahí que se apele a la globalización mundial. Lo importante es tener buenos profesionales que trabajen en las mejores empresas. Un argumento poco contundente para una provincia que pierde habitantes a miles (en estos momentos solo quedan 180.000), que sufre un 18% de paro, y cuya población ocupada en industria apenas llega al 10%. No extraña que Zamora y Soria, hermanas primero por sus pésimos datos socioeconómicos y ahora por sus méritos en materia de enseñanza, colaboren para tratar de poner en marcha un plan de dinamización en la que participen instituciones y agentes sociales.

La última visita del consejero de Educación a Zamora ha permitido, por primera vez, conocer algunos datos provinciales del informe PISA, como el que afecta a Zamora y sitúa a la provincia en la élite de la élite educativa. También hemos conocido que uno de los institutos más emblemáticos de la capital, el Claudio Moyano, al igual que el de Parquesol en Valladolid, han sido claves para que la región haya obtenido los mejores resultados de España. En ambos casos desarrollan el Bachillerato de Excelencia y promueven la convivencia para que nadie se sienta aislado en el centro. El Claudio Moyano suma a estos extras el sistema bilingüe con francés e inglés. Otro logro.

La sexta edición del Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos (PISA 2015) ha sido dirigida como las anteriores por la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) en más de sesenta países, entre ellos los 34 que pertenecen a esta agrupación internacional. En el caso de España, han participado en la evaluación más de 37.000 alumnos de 980 centros educativos públicos y concertados. La mayoría de los que se han sometido a las pruebas cursaban 4º de la ESO y tenían 15 años. El estudio goza de prestigio entre los profesionales, aunque se da por hecho que muchos de sus mentores están a favor de aplicar políticas neoliberales en la educación europea.

Castilla y León ha registrado los mejores resultados de las comunidades autónomas españolas. Si la comunidad "fuera un país", en palabras del consejero de Educación, Fernando Rey, se hubiera situado en la séptima posición del mundo, solo superada por Singapur, Japón, Estonia, Canadá, Finlandia y Corea del Sur.

Asimismo la región cuenta con una mayor proporción de alumnado "excelente" que la UE, OCDE y España, al tiempo que dispone de "menos estudiantes rezagados". Han sido evaluados 1.858 alumnos de 57 centros en las competencias de matemáticas, ciencias, comprensión lectora y, por primera vez, en la resolución de problemas de entornos colaborativos. En ciencias, Castilla y León ha alcanzado el sexto lugar del mundo y el primero de España. En matemáticas ha sido segunda por detrás de Navarra. Y en lectura ha dado un salto cualitativo importante, situándose en el primer nivel internacional.

Por último, el informe revela que en España existen grandes diferencias de rendimiento entre el alumnado de 15 años en función de la zona en la que estudia. Se señala expresamente que las comunidades que tienen un mayor nivel socioeconómico, como Madrid, obtienen mejores resultados que las menos favorecidas, como es el caso de Andalucía. No obstante, este parámetro no se cumple en el caso de Castilla y León, donde los datos socioeconómicos son especialmente desfavorables. Y menos aún en Zamora, líder de esta épica remontada.

La base educativa de Castilla y León goza de muy buena salud y eso no debe ser desaprovechado. Choca que la comunidad a la cabeza en excelencia en Primaria y Secundaria sea la que, en porcentaje, más titulados universitarios exporta. La dinámica debe cambiar. No valen excusas.

Zamora y el resto de provincias de Castilla y León tienen que sacar provecho de lo que objetivamente es una ventaja competitiva: tener jóvenes muy bien formados. Las mimbres están y solo hay que darle forma para hacer un cesto donde quepan todos aquellos que quieran quedarse en esta tierra. El futuro es de los mejor formados, de los emprendedores y de los trabajadores. Al talento hay que darle forma y dejarlo trabajar en un campo bien sazonado. Solo así esta comunidad, esta provincia tendrán futuro y dejarán de perder población. Es una exigencia -y una responsabilidad- que tiene que asumir toda la ciudadanía.