Llegó el informe PISA, ese que mide los niveles de la enseñanza en los países de la OCDE y que llevaba tiempo ofreciendo unos pobres resultados por lo que a España respecta, algo que nunca ha extrañado demasiado en un país donde ese asunto, el de la educación, lleva siendo motivo de debate, polémica e insatisfacción general para todos: padres, profesores y alumnos, desde hace décadas y más décadas, aunque el problema se agudizara gravemente desde que cada partido que llegaba al Gobierno, fuese PSOE o PP lo primero que hacía era cambiar de arriba a abajo la enseñanza.

Pero esta vez la cosa ha variado algo, y el ministro del área, Méndez de Vigo, aprovechó la ocasión, naturalmente, para apuntar el tanto a su partido, haciendo hincapié en como, pese a la dureza de la crisis, se han sabido mantener los niveles de educación que ahora, una vez superada la situación, se han equiparado ya a los resultados medios generales. Lo que es un logro, no cabe duda, del que hay que congratularse, aunque se ande todavía por el puesto 25 en una calificación en la que aparecen hasta 72 países de todas las partes del mundo. A lo que no se ha referido el responsable del Gobierno en esta materia, o lo ha hecho muy poco, es a la gran desigualdad existente entre los resultados de unas y otras comunidades, una muestra más de tantas desigualdades como hay ahora en España.

Y es que como en otros muchos aspectos existen diferencias notables entre el norte y el sur, diferencias que se corresponden por lo que parece a los recursos económicos y sociales de cada una de las regiones. Así, no extraña que sean Canarias y Andalucía las autonomías que ofrezcan unas más pobres calificaciones y mayor número de alumnos repetidores de curso, algo en lo que la enseñanza sigue fallando, mal endémico por lo que se ve y al que no se halla solución, pese a tanta leyes de educación como aparecen y desaparecen según quien gobierne. Ni extraña tampoco, por consiguiente, que sean los territorios más prósperos como Navarra o Madrid los situados en los primeros lugares. Con un líder, en esta ocasión, que es Castilla y León, que si siempre ha mostrado una altura notable en esta medida, ha acabado imponiéndose, aunque sea por poco. Líderes en algo, lo que es un estímulo.

En realidad, si se ha llegado a los niveles medios ha sido porque el resto de los países parece que ha rebajado sus notas. Hay asignaturas, materias de estudio, en las que España consigue estar muy cerca de los mejores, como es Finlandia, el referente europeo de la enseñanza, y no solo de eso. Por lo que a la región castellano-leonesa respecta, se observa un importante avance en asignaturas tales como matemáticas, ciencias y lectura, con una curva ascendente a través de los últimos años, hasta el punto de superar, como queda dicho, a otras comunidades que hasta entonces habían demostrado una neta superioridad. En resumen, unos exámenes que resultan favorables y que deben servir de sólido punto de seguimiento para continuar trabajando por la educación como pilar básico de futuro. Que los partidos acuerden sin imposiciones las novedades y reformas en la enseñanza es un requisito indispensable.