En la Historia de la Humanidad se han dado varias formas de gobierno, unas buenas, otras malas y otras peores. Y seguirán dándose formas de gobierno de signos distintos, unas copiadas del pasado y otras inventadas en el futuro. Y no habrá que asustarse, porque el mundo sabe salir de todos los atolladeros que se le presenten. Superó el Absolutismo, en el cual los gobernantes lo hacían según su propio criterio, exclusivamente, sin tener en cuenta para nada al pueblo que gobernaban; superó lo que se conoció como "Despotismo Ilustrado", cuyo lema era: "Todo para el pueblo, pero sin el pueblo": se tenía en cuenta a los gobernados para procurar su bien; pero sin contar con ellos para fijar cuál era el bien del pueblo. Ha dejado atrás lo que se conoce por Dictadura. En ella el gobernante se fija a sí mismo el camino y circula por él sin que el pueblo intervenga más que como sujeto paciente, al que toca cumplir órdenes y aprovecharse lo que pueda de todo aquello que se le ordena. Finalmente encuentro en la España que nos toca vivir, después de diez meses largos de lo que se puede considerar como una especie de "interregno", lo que se me ha ocurrido llamar: "Gobernar al dictado".

Puesto que se trata de una nueva denominación y por mí inventada, debo comenzar por exponer a qué llamo yo "Gobernar al dictado". Los que hemos dedicado nuestra vida a la enseñanza entendemos, sin necesidad de explicación, lo que quiere decir "escribir al dictado". Lo hemos ejercitado bastantes veces: el maestro va dictando, de memoria o leyendo un texto original, y los alumnos van escribiendo en su cuaderno aquello que el maestro les dicta. Es lo mismo que, en mi opinión, pueden realizar los gobernantes: alguien -pueden ser sus asesores, o incluso sus oponentes- va "dictando" su manera de gobernar en asuntos determinados; y el gobernante de turno va trasladando a los elementos dispositivos lo que sus "dictantes" le van señalando. Y precisamente eso es lo que se ha podido advertir en algunas de las pocas disposiciones que han emitido los gobernantes actuales: el PSOE, que perdió las elecciones y también se ha visto obligado a aceptar el gobierno de su opositor, el PP, va marcando algunas de sus opiniones gubernamentales y el PP -el gobernante- va acatando tales medidas. Es verdad que esas medidas han sido sometidas a votación en el Congreso o en otras instancias y el PSOE, partido en la oposición, se ha visto apoyado por otros partidos (decididamente con su voto afirmativo o indirectamente, mediante la abstención, que -naturalmente- se interpreta en la práctica como un apoyo a lo que se propone). Por poner un ejemplo muy significativo, aduciré lo que va ocurriendo con la llamada por los opositores "ley mordaza": el PSOE ha lanzado la idea de anular esa ley, que propuso el PP y se aprobó en su anterior Gobierno. Y, por ahora, ya está aprobada en el Congreso la iniciativa del PSOE, con los votos afirmativos de los partidos de la oposición y la abstención de Ciudadanos, aparente apoyo del PP gobernante.

Se puede decir, teniendo en cuenta lo sucedido con esta ley, que está en proceso de derogación, que "un grano no hace granero". Y es verdad. Pero mi sospecha se reafirma con la cesión manifestada ya por miembros del Gobierno actual. Se ha planteado el gravísimo problema de la fijación territorial de España. Hemos oído más de una vez hablar a los socialistas de una "España federal". Sabemos que la federación es algo cuya separación de "estados independientes", algo muy similar a lo que pretenden parte de los políticos catalanes en la actualidad; y que es una de las mayores preocupaciones hoy en España. Se ha dicho en el pasado y está más que latente en la facción "sanchista" del momento; con lo que se llevará al Congreso anunciado del PSOE; congreso que va a celebrarse el próximo año. Pues bien; cuando se ha hablado de la fijación territorial se entiende que el Gobierno actual debería señalar claramente su postura: para fijarla en disposiciones pertinentes y para que la tuviera en cuenta el PSOE cuando lo debata en su anunciado Congreso. Pues -según parece- ocurre lo contrario: el Gobierno espera, para fijar la territorialidad de España, a ver qué sale del Congreso que proyecta el PSOE. Tal vez cuando el PSOE decida, en su Congreso, el Gobierno se mantenga en lo que ha sido su postura siempre; y decida en contra de lo acordado por el PSOE, si no coincide con la opinión tradicional del PP. Pero esta espera, unida a lo que se ha visto en la célebre ley cuestionada, ya significa algo semejante a ese "Gobierno al dictado" del que hablé. Y, para contestar a la pregunta del título, mi opinión es: Al contrario de lo que ocurrió en el Absolutismo y en las Dictaduras, está muy bien contar con el pueblo; pero manteniendo el principio de que el Gobierno debe gobernar, si bien teniendo en cuenta lo que estiman los gobernados.