Muy de moda se están poniendo los referendos, las consultas directas al pueblo sobre temas o propuestas importantes para todos por su trascendencia. Democracia pura, no a través de dudosos representantes electos sino de los propios electores. Los resultados, diversos, que ya se sabe lo que pasó con el de mayor impacto, el llevado a cabo sobre la salida de Inglaterra de la Unión Europea, en la que el Gobierno británico que convocó la consulta se pilló las manos, dando paso al "brexit". Y ahora, este domingo, en Italia donde su presidente, Matteo Renzi, tiene convocado un referéndum para reformar la Constitución y acabar con el exceso de parlamentarismo que sufren, al que se culpa de un enorme costo por un lado, y por el otro de retrasar toda la maquinaria legislativa y burocrática.

Una música que nos suena a los españoles, aunque aquí de eso no se quiera hablar para nada, y solo de utilice con fines independentistas en Cataluña, actualmente, y en el País Vasco, siempre. Tanto el Gobierno del PP como la oposición del PSOE no pasan por ese aro, de ningún modo. Rajoy sigue ofreciendo diálogo a los catalanes, pero solo eso, sin la menor concesión a ningún tipo de consulta. Lo que está claro en ese sentido es que cualquier referendo que se llevase a cabo tendría que ser no solo en aquella región sino en toda España. De modo que, por ahí, parece que están cerradas felizmente las probabilidades pese al apoyo constante de Podemos en su habitual radicalismo. Pero bien podría haber otros referendos nacionales: sobre el Senado y las diputaciones, pongamos por caso.

Sobre eso, sobre el Senado, versará precisamente el referéndum italiano. Renzi, que llegó al poder hace casi tres años, siendo el cuarto primer ministro en cuatro años, lo que da fiel medida del caos vivido, se ha asentado en el cargo con una serie de medidas que se dejaron notar. De entrada, cumplió sus promesas electorales, no como otro que todos sabemos, y arremetió contra lo que allí también se conoce como la casta, cesando a los cargos directivos de todas las empresas públicas, que deben ser casi tantas como en España, y encima nombrando para los puestos vacantes a una mayoría de mujeres. Perteneciente al Partido Demócrata, de centro izquierda, y después de haber logrado bajar el paro al 11 por ciento y reactivar de verdad la economía, Renzi convocó la consulta para decidir lo que se hacía con el Senado pues Italia es uno de los pocos países que, al igual que España, mantiene esta institución tan inútil como cara en su costo. Y eso es lo que los italianos van a votar mañana.

Para empezar allí son más que aquí, pues hay 350 senadores, y la reforma constitucional propuesta por el Gobierno es rebajar el número a 100, y sin sueldo alguno. Sería una cámara no elegible, de la que formarían parte alcaldes y representantes de las regiones. Y aunque la opinión pública está muy dividida, las encuestas dan como ganador al no, o sea, a dejar las cosas como están, pese a que los mismos conservadores de Berlusconi están haciendo igualmente campaña por el sí. La cuestión es grave, y la incógnita es saber qué pasará si Renzi es derrotado en las urnas.