Donde en septiembre de 2015 Fernando Trueba dijo digo, en diciembre de 2016 dice Diego. Ahora resulta que la concurrencia le interpretó mal. Que a él le encanta su país, es decir, España, al que ama profundamente y que no supimos entender la ironía. Vamos, que tuvo un día desafortunado con una expresión de lo más desagradable para su país, es decir, España, y para el resto de españoles que nos sentimos la mar de a gusto como tales. Es más, ha asumido públicamente que a la concurrencia le va a resultar difícil de olvidar la afrenta. Vamos, que se lo van a recordar hasta el día en que se muera. Puede que tenga razón. Quiero pensar que los españoles no somos dados al rencor, pero es que ya está bien de pasarse tanto, para mal, con España y la bandera.

No sé si creer los argumentos del cineasta madrileño. Porque todo viene a cuento del tortazo que se ha pegado en taquilla "La reina de España", su última película. Está dolido, está molesto y disculpándose por todas las esquinas, es decir, en todos los medios donde es invitado para hablar del tema. Resulta que Trueba nos ha salido un español de primera diciendo que dijo lo dicho, o sea, no haberse sentido español "ni cinco minutos de su vida" para intentar frenar los nacionalismos porque son malos. ¡Toma ya! A lo mejor no ha caído en la cuenta de que, efectivamente, mientras ciertos "ismos" son malos y peligrosos para la unidad y la salud social de España, ser español es otra cosa bien diferente que engloba y une a todos en su diversidad.

Lo que más me ha llamado la atención, después de conocer su decepción, es que manifieste que con el boicot a "La reina de España" se ataca a todo el cine español. No señor, no confunda churras con merinas. Se boicotea su cine, no el del resto de cineastas patrios, algunos, de pelaje muy parecido al de Trueba, que se dedican a hacer lo que mejor saben hacer, cine, aunque no siempre el resultado sea el apetecible. Aquí nadie está boicoteando a la industria cinematográfica española, aquí lo que se ha hecho es mostrarle al señor Trueba el rechazo, la repulsa de los españoles que se sintieron y se sienten ofendidos, ahora también con su desfachatez.

Resulta que Trueba es un patriota al que le encanta su país. Lo que pasa es que disimulaba. Él solito se ha metido en un berenjenal intraducible. A ver qué saca usted de la frase pronunciada por el madrileño: "Una cosa es tener un sentimiento nacionalista y otro querer mucho a tu país, que se puede querer mucho y sin embargo no ser nacionalista, no considerarse mejor que los de otro lugar y eso es lo que no se entendió en el discurso". Entonces, servidora lo entendió mejor que ahora. ¡Que me aspen si ahora entiendo su argumentación! Lo de este hombre es un galimatías. Un mensaje propio de la guerra fría.

Para defenderse de su propia estupidez ha cuestionado a la gente que se "envuelve en la bandera de España", preguntando si han "pagado a Hacienda" o "han aportado algo a la sociedad". Más que usted, señor mío. Además de estar en paz con Hacienda, no como hacen algunos de sus compañeros de celuloide. No me diga por qué, esa es siempre la argumentación de los que no cuentan con argumentos para defender sus derivas de todo tipo.