Los intentos recientes de introducir cambios en los límites provinciales nos llevan a elaborar un pequeño estudio de su formación. Los actuales son el resultado de una compleja evolución histórica, como se puede ver a través de los documentos antiguos. Tal actuación se debe al concepto impreciso del término provincia que aglutina aspectos diversos (geográficos, históricos, etc.), hecho que ha llevado a algunos a admitir que determinadas localidades zamoranas, Cañizal o Vallesa, por diversos motivos, pertenezcan a Salamanca. De ello se ha hecho eco este periódico en varias ocasiones. Veamos:

En la época prerromana estuvo ocupada por los pueblos vacceos y astures, teniendo sus territorios un carácter netamente tribal. El emperador romano Diocleciano, a finales del siglo III, la incluyó en Galicia. Durante la invasión de los pueblos bárbaros, estuvo ocupada por los suevos y visigodos que estuvieron en continuas luchas internas hasta la derrota de los primeros. Durante la dominación musulmana, sobre todo hasta los siglos XI-XII, los territorios zamoranos estuvieron sometidos a las correrías de cristianos y musulmanes, constituyendo auténticos despoblados en los que terminaron haciendo acto de presencia las Órdenes Militares (San Juan de Jerusalén, Santiago...). La organización territorial de España como Estado, es en realidad un proceso iniciado en la época de los Reyes Católicos (siglos XV y XVI), con la unión dinástica de las Coronas de Castilla y Aragón.

Los reyes de la Casa de Austria (siglos XVI y XVII), dividieron los territorios en circunscripciones fiscales para el cobro del impuesto de millones. El "Censo de Población" de Tomás González, nos habla de la existencia de "dos Zamoras distintas" en esas centurias, una con siete partidos y otra con cuatro, que llegaron a aglutinar una gran superficie de suelo de la actual Galicia. Por aquellos años, las denominaciones comarcales más destacables fueron: Tierras del Condestable de Castilla, Tierras del Conde de Benavente, provincia de Zamora, partido de Toro, etc., sometidas a continuos vaivenes limítrofes. Los reyes Borbones (siglo XVIII) la sustituyeron por otra muy distinta. En 1749 organizaron el país en 22 intendencias con un carácter político-administrativo. Zamora tuvo un carácter militar y Toro provincial. El conde de Floridablanca, ministro de Carlos III, en 1785 introdujo nuevas transformaciones de gran complejidad que dieron a la provincia un carácter irregular. La provincia de Toro (Fuentesaúco, zona del Guareña, etc.), que siempre tuvo una gran rivalidad con Zamora para lograr la capitalidad, solo pudo mantenerla hasta 1806 cuando Godoy era ministro de Carlos IV.

La sustitución de la organización del Antiguo Régimen parte del modelo francés por departamentos de 1791. José Bonaparte en 1810 (Guerra de la Independencia), estableció el sistema de prefecturas que persistió hasta el 30 de noviembre de 1833, momento en que Javier de Burgos, ministro de la reina regente M.ª Cristina de Borbón, organizó el país en provincias. En esta fecha Zamora quedó sin el partido de Villalpando, que pertenecía a las Tierras del Condestable, siendo incorporado posteriormente en 1894. Sanabria y Benavente, que dependían del conde de Benavente, fueron incorporadas con anterioridad a Zamora en 1822, al triunfar el levantamiento liberal del general Riego durante el reinado de Fernando VII. Los actuales límites de Zamora es un proceso que se inició en las Cortes de Cádiz (1812) con el triunfo del liberalismo, y se configuró de forma definitiva en aquella fecha de 1833, en que se le adicionaron localidades de las provincias de Valladolid y León.

La división territorial creada por Javier de Burgos, ha constituido por tanto la base del actual suelo zamorano. A partir de esta fecha se formó un territorio más unido, con una forma más regular que se adapta a la topografía del terreno y a las costumbres de su población, características que nos inclinan a pensar que no hay motivo alguno para el cambio de sus límites.