nuestro Seminario Mayor comienza hoy con su campaña de Adviento, de cara a la llegada de la ya próxima Navidad. ¿Y qué es exactamente el Adviento? Pongamos un ejemplo: es como si supieses con un mes de antelación que la persona más importante para ti, tu ídolo, va a venir a visitarte. Seguro que todos nosotros estaríamos nerviosos, atentos, poniendo todo a punto, eliminando aquello que pueda disgustarle... en definitiva, tratando de preparar todo para tan grande visita. Pues esto mismo es el Adviento: este tiempo que se te ofrece para prepararte, pues sabes con antelación que la Persona más importante para todo cristiano, el mismo Jesús, quiere venir a visitarte. Y esta preparación se puede hacer a través de muchas y muy válidas propuestas, también utilizando esos recursos, medios, campañas... que desde las redes sociales tratan de hacernos llegar a nosotros, los hombres y mujeres de hoy, un mismo mensaje que renueva su forma. Y aquí, en esta intención de ayudar a ello, es donde se sitúa la campaña que desde hoy comienza en las redes el Seminario Mayor y que lleva por título #PonTuMANO.

Diría que todos, cuando oímos hablar de Adviento, nos vamos a clichés como la luz, la corona, la espera y otros tantos, pero tal vez en un primer momento nos "choque" el relacionar el Adviento con eso de "pon tu mano". He de confesaros que a mí en un principio me pasó lo mismo. Pero descubrí que nada más lejos de la realidad. Y es que no podemos pensar en el Adviento como una espera pasiva, en el que somos meros espectadores de una venida que a nada nos mueve ni nos compromete. El Adviento, queridos amigos, tiene que ser un tiempo plenamente activo, tiene que ser un tiempo en el que seamos capaces de "poner nuestra mano" que pueda acercar a los demás hasta Dios; tenderla al otro, acercarnos a tocar a aquel que lo está pasando mal... y así, y solo así, es como estaremos ya haciendo presente a ese Jesús que viene al mundo, así estaremos llevando a todos hasta Él. El Adviento ante todo debe ser el tiempo en que yo salga al encuentro del otro para ofrecerle mi mano y, junto con Él, de su mano, poder llegar a la Nochebuena perpetua. El Adviento no puede entenderse si esa venida que esperamos no se va haciendo realidad ya cada día por mi parte con el que tengo al lado, unas veces poniendo mi mano para que se agarre a ella y otras veces agarrándome a la suya para descubrir un Rostro. No olvidemos que la verdadera Navidad es el misterio del Dios-con-nosotros y por ello nos llama a vivir esta hermandad entre nosotros y a la vez unidos todos a Él. Así viviremos una verdadera espera, una autentica Navidad. ¿Te unes? Pon tu mano.