Un año antes de entrar en el siglo XXI los gobernantes de Zamora decidieron subirse al carro del progreso para adaptar la ciudad a los nuevos tiempos de uso del vehículo particular, buscando facilidades para el aparcamiento, tanto en superficie con la ORA, como bajo tierra con los aparcamientos subterráneos. De esta manera, las calles del centro se pintaron de líneas azules y el subsuelo se llenó de aparcamientos.

Los ciudadanos se debatieron entre la ventaja de encontrar aparcamiento cuando lo necesitaran en el centro, y la desventaja de pagar por aparcar. Los políticos de entonces opinaban que se trataba de la prestación de un servicio desde el gobierno, o de favorecer un negocio privado y con afán recaudatorio desde la oposición.

Las fotos y publicidad del presunto progreso se las hicieron los gobernantes de la época, pese a que solo ponían nuestro suelo público a disposición de empresas, que a su vez ponían la inversión para conseguir un presunto negocio.

El paso del tiempo nos fue acostumbrando a pagar por aparcar en algunas zonas de la ciudad a cambio de encontrar algún hueco en las horas punta: presunto servicio. Y demostró que en algunos casos, como en el aparcamiento de San Martín y recientemente en el de Reyes Católicos, el negocio era ruinoso: presunto negocio.

Además los gobernantes de entonces no hicieron las cosas bien al adjudicar el servicio, y al cabo de unos años, en 2006, una sentencia judicial la anuló.

En esa fecha los aparcamientos ya estaban construidos con el dinero de la empresa, que debía resarcirse de su inversión durante 40 años de gestión de la ORA y de estos. Y el Ayuntamiento tenía que cumplir la sentencia, que suponía pagar por su construcción y por el lucro cesante de los años de gestión anulados.

Pese a la gravedad del asunto, han pasado 10 años más sin hacer nada ni en la ORA, ni en "labora"; o sea, sin dar ni golpe para solucionarlo. Hasta que el juez ha dado un ultimátum para hacer cumplir la sentencia tras una década de falta de trabajo. El nuevo ayuntamiento se pone a trabajar para solucionarlo intentando adjudicar los aparcamientos y la ORA juntos a una empresa, que a su vez asumiría el coste de la inversión para resarcirse con la gestión. Tal y como estaba hasta ahora, añadiendo también el servicio de la grúa.

De esta manera, la nueva empresa pagaría los aparcamientos y mantendría los puestos de trabajo.

Y hete aquí que el mismo partido que juntó aparcamientos y ORA en la adjudicación del siglo pasado, esta vez denuncia administrativamente lo mismo que hicieron ellos? Y gana.

El planteamiento que nos hacemos es el siguiente: ¿Qué es más importante la ORA o el labora?, el servicio o el trabajo. Y optamos por el "et labora", es decir, los trabajadores, con el fin de que no haya ni un solo día de falta de relación laboral para que puedan ser subrogados y seguir trabajando. Por eso no recurrimos un fallo que nos parece injusto, tal y como además dicen la mayoría de los técnicos municipales.

Algunos se preguntan por qué no asumimos el servicio directamente desde el ayuntamiento. Evidentemente, la respuesta no está en el viento de la izquierda sino en el dinero público. Hay que remontarse a las fotos de los políticos ante el nuevo servicio y a la empresa que puso el dinero en realidad. La respuesta es que tendríamos que pagar los aparcamientos con el dinero de los zamoranos.

Una inversión millonaria que dudo que se hubiera realizado por el ayuntamiento de finales del siglo pasado, y que ahora, dieciséis años después, no sería justo cargar a las espaldas de los zamoranos, y más en tiempos de crisis. Presunta crisis.

El PP, que no "labora" durante 10 años, confunde el dicho "a Dios rogando y con el mazo dando". Cree que se trata de dar literalmente con el mazo al equipo de gobierno, cuando de lo que se trata es de trabajar, con el mazo? O con la hoz y el martillo.

Que no se ganó Zamora en una ORA.