Vuelve la vieja y fracasada idea de forzar la dinamización y el desarrollo de la tan deprimida Zamora, pero la nueva intentona que pretenden llevar a cabo los llamados agentes sociales -patronal y sindicatos- no puede ser acogida sino con un absoluto escepticismo. Bienvenida sea, no obstante, porque al menos demuestra que se vive en el presente y que la preocupación por la eterna mala situación que vive la provincia se mantiene despierta. Paro, despoblación, envejecimiento, falta de tejido industrial y un campo en precario es un irrefrenable ir a menos en todos los aspectos, que hacen que hoy día casi ya ni se contempla el futuro, a tal grado de resignación y fatalismo se ha llegado.

La idea ahora tampoco es original, pues se vuelve a copiar de Soria, peor aun en todos los aspectos desde siempre, pero que por unas u otras causas se las ha apañado mejor para salir adelante, aunque sin conformarse con lo conseguido. Aquí ya nos conformamos con no ir a menos, pero allí quieren ir a más, y de ahí esa llamada que han hecho a los poderes públicos para que de una vez por todas se responsabilicen de la tarea que tienen a su cargo. Que es también lo que va a pedir Zamora a las instituciones, y muy en concreto a la Junta de Castilla y León, tan poco cumplidora con la provincia. Y participa en ello con las fuerzas sociales, que habrá que ver la fuerza que tienen, la Diputación, de la que tampoco cabe esperase muchas oportunidades sobre todo teniendo en cuenta la tensión existente entre el PP de Zamora y el PP regional de Valladolid, que en definitiva es el que manda.

Pero que por intentarlo otra vez no quede, que con el no ya se está y peor no se puede estar, o sí, que tampoco eso es seguro. Ya se ha intentado más veces desde los años 90, cuando la mansa Zamora de repente se volvió reivindicativa con su Plan de Choque, que luego pararon, obedeciendo ordenes políticas, los mismos que lo habían organizado, o su socialista Plan del Oeste, más reciente, aunque como el otro quedara en nada. Los argumentos que se manejan son los habituales, pero nunca han funcionado y no ofrecen apenas pie al optimismo: traer industrias de fuera que creen puestos de trabajo y exigir ayudas al Estado y al resto de las administraciones, ayudas que nunca se han prodigado por el escaso peso político de una provincia a la que el PP no presta atención pues sabe que sus votos son seguros, y tampoco el PSOE porque que sabe que nunca rascará votos bastantes.

Al menos, se vive el presente, y no como esos otros que viven en el pasado, los de la memoria histórica del nefasto Zapatero, que han pedido al Obispado la no celebración el próximo día 20 de la tradicional misa por Franco que algunos zamoranos, a titulo particular, organizan en el aniversario de su muerte, al igual que sucede en otras muchas ciudades del país. Una ceremonia religiosa, íntima, que nada tiene que ver con la política, como muy bien ha replicado y explicado el párroco de San Vicente, Narciso Lorenzo, mientras el grupo de personas que encarga la misa reitera su celebración, haciendo uso de su libertad. Hasta ahí se podía llegar. Y que lo denuncien donde quieran y ante quien quieran.