Frank Wilczek, Nobel de Física, hace que su libro "El mundo como obra de arte", publicado este año en España, gire en torno a una pregunta inicial: ¿encarna el mundo ideas bellas? Toma para ello como hilo conductor lo que lógicos, físicos, filósofos y matemáticos vienen desentrañando desde hace siglos, una teoría física o filosófica o una ecuación matemática tendrán mayor probabilidad de certeza cuanta mayor sea su belleza y armonía.

Desde otra cara del mismo prisma, Umberto Eco en "Historia de la belleza" expone en un recorrido por la historia del arte, cómo a lo largo de la misma, bello viene siendo equivalente a bueno y a justo. Ya en la antigua Grecia, nos recuerda, el oráculo de Delfos responde a la pregunta sobre el criterio de valoración de la belleza: "Lo más justo es lo más bello".

Coincidiendo con la terminación de mi lectura de Wilczek, se ha conformado el nuevo Gobierno. Retorno de la política nacional al orden normal, tras un año, si no de caos sí de anomalía democrática, de Gobierno en funciones y parlamento inactivo. En una democracia en la que primero Aznar y luego en mayor medida Zapatero y Rajoy se han empeñado en demostrar que cualquiera puede ser ministro (incluso presidente) siempre que no desentone de la ortodoxia exigida, no importa tanto quiénes sean los ministros, sino cuáles las políticas aplicadas. No los nombres y las fotos sino la ejecución de los programas, la visión a largo plazo, la responsabilidad y la ecuanimidad a la hora de buscar soluciones a los problemas de los ciudadanos. En suma, la armonía, belleza y justicia de la labor de Gobierno.

En contra de lo que es más cómodo para el gobernante, la escuálida mayoría del PP, ha exigido el acuerdo con Ciudadanos para 150 medidas esenciales y obliga también a involucrar al PSOE en el diseño de una legislatura que no requiere de la vista afilada de un líder fuerte, sino de la conexión entre quienes piensan diferente y el tacto sensible del llamado a gobernar.

Pensando en ello, volví a un fragmento de Wilczek: "Las arañas no tienen mucha vista [?] En vez de eso, el universo sensorial de las arañas está basado en el tacto. Más en concreto, las arañas detectan las vibraciones de los hilos de sus telarañas, y a partir de esas vibraciones infieren la existencia de los objetos que las causan (en particular, almuerzos potenciales) [?] su mundo es un mundo de conexiones y vibraciones".

La pregunta que nosotros tendremos que ir desvelando es si, captando la vibración de los hilos de la sociedad civil, encarnará el nuevo Gobierno ideas bellas en el sentido de armónicas, eficaces y beneficiosas para el conjunto de los españoles o por el contrario solo tratará de aprovechar los meses que le otorgue el débil equilibrio de fuerzas que han permitido su nacimiento para hacer más resistente, tupida y pegajosa la tela con la que el poder busca almorzarse a ese pequeño insecto que es el ciudadano.

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