No sé cómo les sentará a los señores Puigdemont, Tardà, Mas y Homs, entre otros y otras, la propuesta del señor Rajoy en el sentido de que, al hilo del IV Centenario del fallecimiento de Cervantes, se celebre una reunión del Patronato del Instituto que lleva su nombre en Barcelona. No creo que les haga mucha gracia. A no ser que esa posibilidad tenga contrapartida. Es decir, que se declare oficialmente como un ilustre catalán a don Miguel de Cervantes Saavedra, eso sí, cambiando ligeramente el nombre y los apellidos. Miquel de Servent i Sabater, con "i" latina en lugar de griega, tal y como corresponde al uso de tal conjunción en la lengua de Jacinto Verdaguer. Veo muy capaz a esta gente que, tras reivindicar Barcelona como la cuna de Cristóbal Colón, ahora lo infaman y zahieren poco menos que renegando de la estatua del ilustre navegante que se levanta en la barcelonesa plaza del Portal de la Paz.

Entiendo la estrategia del señor Rajoy. Una forma, me parece del todo correcta, de integración, pero pregúnteselo usted a quienes quieren desintegrar España, a quienes están desintegrando Cataluña y dividiendo como nunca a una población que si quiere saber la verdad, tanto de lo que ocurre en Cataluña como en el resto de España, se tiene que enganchar a periódicos de tirada nacional y a cadenas de radio y de televisión, también de ámbito nacional, porque en la Cataluña de Puigdemont, Tardà, Homs, Mas y cía., se cuentan las cosas como ellos quieren. De eso saben mucho los españoles que, por razones de trabajo o de estudios, viven allí, aquellos que todavía no se han dejado lavar el cerebro y piensan en plural, nunca en el masculino o femenino singular catalán.

Pues claro que Barcelona podría acoger el próximo año una de las reuniones que realiza el Patronato del Instituto Cervantes. Y, además, con fundamento. Aunque hay una cierta controversia al respecto, al parecer, el manco de Lepanto visitó Barcelona en distintas ocasiones y porque Barcelona fue la única ciudad a la que llevó en su inmortal obra, al Caballero de la Triste Figura, a Don Quijote, el más universal de los personajes literarios. Y eso que don Alonso Quijano no salió muy bien parado de su visita a la Ciudad Condal donde fue vencido por el caballero de la Blanca Luna, "de inauditas hazañas".

Solo que si bien se piensa, no hay que dar muchas pistas a quienes, no contentos con lo suyo y que nadie les discute, también quieren lo de los demás que hay que discutirles si no queremos parecer tontos de remate. Habida cuenta de que ya han reclamado como catalanes de pura cepa a Santa Teresa de Jesús, Hernán Cortés, Bartolomé de las Casas y el mismísimo Leonardo da Vinci. Como que la Gioconda era Isabel de Aragón, hija del valenciano Ferrán de Nápoles y porque todas las montañas que aparecen en los cuadros de Leonardo son, incuestionablemente, las montañas de Montserrat.

Nosotros, por estos lares, sin hacer ni puñetero caso a don Leandro Rodríguez cuando cargado de documentos, producto de su ardua tarea de investigación, asegura que Sanabria es el inequívoco lugar de procedencia de don Miguel de Cervantes. Si falla lo de Barcelona, planteo al señor Rajoy que proponga Puebla de Sanabria como capital del español en una próxima reunión.