Allí estaban todos, los de "Ocean´s eleven", "Ocean´s Twelve", "Ocean´s Thirteen", y así hasta los "Ocean´s treinta y siete" cual son los impresentables personajes imputados en la trama Gürtel -en su primera fase- la mitad de ellos importantes cargos del PP y otros tantos empresarios o pseudo empresarios, protagonistas de la gran estafa. Allí estaban sentados en una foto de familia ni siquiera superable por la de don Vito Corleone. Antes habían llegado con aire prepotente, actitud altiva, peripuestos como estrellas de cine pisando la alfombra roja de un festival desfilando ante los fotógrafos.

Ninguno llevaba la pasta que había esquilmado a las arcas públicas para devolverlo como muestra de arrepentimiento, aunque eso sí, iban acompañados de un tropel de abogados, más que de imputados. Así ha empezado el juicio a esa panda de presuntos delincuentes, incluidos algunos que presumen de haber sido amigos de uno o dos presidentes del Gobierno. Y como la cara dura no se les ha ablandado, lo primero que han pedido al tribunal es que se anule la principal prueba que ha servido de base para poder ser juzgados.

Solo verlos da grima, algunos por su insolente desprecio a la Justicia, otros por menospreciar a los ciudadanos a los que han esquilmado, porque no hay que olvidar que aquellos contratos, que les adjudicaban a dedo determinados cargos públicos, daban origen a comisiones con las que se forraron, y forraron a terceros, hasta las trancas.

Esta mala hierba ocupa una planta de un edificio ubicado en las afueras de un pueblo de la provincia de Madrid, lo que hace que no pueda acercarse por allí la indignada gente que ha sufrido las consecuencias de sus tropelías, para poder abuchearlos, recriminándoselo.

En la planta superior, en otra sala, al modo de "13 Rue del Percebe", que creara en su día el humorista de comic Francisco Ibáñez, se encuentran los sesenta y dos impresentables de las "tarjetas black", otra panda de desaprensivos que basan sus argumentos de defensa en decir que aquello era legal, porque de la moralidad hace ya mucho tiempo ya se olvidaron. Allí conviven gente del PP, del PSOE, de IU, de la patronal y directivos de Bankia, además de los sindicatos UGT y CC OO. No falta nadie, porque todos se aprovecharon de la nefasta gestión de Bankia -antes Caja Madrid- para sacar, además de sus altísimos sueldos y dietas, otro montón de pasta con unas tarjetas con licencia para todo, como las de aquel "agente 007", que incluía sus necesidades sexuales o afectivas.

Los imputados alegan que les habían dicho que eso era legal, y que podían hacer uso de ellas sin ningún remilgo. De manera que, visto lo visto, y para no perder el tiempo, lo suyo sería que el tribunal les pidiera el contrato donde, según ellos, se recogen esas y otras condiciones, en virtud de las cuales cobraban una pasta gansa por ser consejeros (no se sabe de qué, ya que la mayoría de ellos no estaban en condiciones de poder aconsejar nada al no tener idea de la gestión bancaria) porque es de suponer que una entidad de tal importancia y magnitud, que hace contratos hasta al más humilde empleado de la limpieza, hará lo mismo con los consejeros y directivos que se llevaban crudo un pastizal todos los meses. Así se evitarían esos "yo creía" "yo entendí" o "a mí me dijeron" con el que ahora intentan aburrir al tribunal mientras lanzan al fiscal bochornosos abucheos.