El curso universitario arranca en Zamora para más de 4.000 personas de las que más de 1.750 se incorporan a través del centro asociado de la UNED, la antes conocida como "Universidad a distancia" cumple treinta años de presencia en la provincia en los que ha recorrido con gran esfuerzo un duro camino hasta consolidarse como alternativa a la enseñanza convencional en una provincia con oferta de estudios superiores limitada. Para aquellos que se ven obligados a compatibilizar estudios y trabajo o quienes tienen serias limitaciones de cualquier índole para asistir a las aulas universitarias, la UNED ha supuesto la salida idónea para adquirir conocimientos y perfeccionar la formación recibida para aplicarla después en su empeño laboral.

El centro de Zamora ofrece, en la actualidad, hasta veinte grados, once de ellos combinados, con arreglo a lo que estipula la normativa europea y que se ha revelado como una opción de gran atractivo al simultanearse estudios de licenciaturas distintas. Son estudios que, en todo caso, no suponen rivalidad alguna con las enseñanzas del Campus Viriato, dependiente de la Universidad de Salamanca, a cuyo distrito pertenece Zamora. Al contrario, las enseñanzas impulsadas desde el antiguo Colegio Universitario, ahora sede de la UNED, proporcionan y complementan carreras que tradicionalmente se imparten en otras ciudades y las pone así al alcance de todos los zamoranos.

La UNED ha tenido que sortear serios problemas financieros que han llegado a poner en peligro su continuidad cuando se desgajó el consorcio que la sostenía con la salida de la antigua Caja España. Actualmente el mantenimiento recae en el Ayuntamiento de Zamora pero, sobre todo, en la Diputación Provincial, en un ejemplo de lo que sí cabe defender a la hora de cuestionar la existencia o no de estas últimas instituciones. La corporación provincial es, además, titular del edificio que acoge la sede central, en la plaza de Alemania y se ha implicado en las labores de expansión con las aulas en Benavente.

Prueba del éxito del centro zamorano es el apoyo decidido del rectorado al trabajo que viene desarrollando el equipo directivo encabezado por Juan Andrés Blanco, que ha ido sumando diferentes opciones de grado y que pretende incrementar el curso venidero con la implantación de los estudios de Criminología, ampliando así el abanico a disposición del alumnado.

Con estos precedentes, está claro que no hablamos pues, de una institución privada con ánimo de lucro, y así parecen entenderlo también las instituciones públicas que le dan vida, sino de una forma de enseñanza que ha ido evolucionando e incorporando las herramientas que ofrece la sociedad de la información para equipararse a cualquier otra universidad en la que es posible también la asistencia presencial y las tutorías personalizadas.

Los retos aún no han terminado, sin embargo, para esta madura UNED, puesto que son cada vez más centros los interesados en ofrecer enseñanza "on line" a medida que las nuevas tecnologías lo posibilitan y, por tanto, crece la competencia. Algunas universidades privadas han comenzado ya a impartir incluso algún máster bajo esta modalidad. Las "armas" tecnológicas que esta nueva era pone a disposición del usuario acercan más que cualquiera de las autovías o ferrocarriles de alta velocidad. Salvo que se trate de un alumno de provincias con dificultades notorias en alcanzar lo que la Unión Europea acaba de definir como un "derecho básico" de la población: la conexión a Internet. Y ese es el caso de Zamora.

Si, basándose en ese reconocimiento explícito de la conexión a la Red como derecho básico, cualquier residente en un pueblo del entorno rural de la provincia que carece de recursos para pagarse la residencia y la matrícula en la ciudad o si simplemente pretende ejercer su derecho a ampliar sus conocimientos o a cursar estudios superiores compatibilizándolo con otro tipo de tareas, el alumno se enfrenta a un problema de envergadura.

Se trata del mismo problema que impide que se puedan implantar más empresas con todas las garantías en ese ámbito rural que todos los grupos políticos dicen defender. El mismo que hace que los alojamientos rurales de turismo no acaben de funcionar como a la capacidad que podrían hacerlo, simplemente por carecer de una conexión de calidad a Internet. Zamora llega otra vez tarde a las comunicaciones y esta vez no se trata de un problema de presupuesto en toneladas de hierro y hormigón. Casi la mitad de la población zamorana tiene problemas o, directamente, carece de una Red a la que conectarse. La mitad de la población está, pues, condenada al aislamiento y vive en una situación que contradice los dictados de la Unión Europea.

Ese aislamiento condiciona, a su vez, el futuro de instituciones como la UNED, que ve con preocupación cómo las operadoras de telefonía móvil se desentienden de un entorno que no ofrece negocio seguro e inmediato y como administraciones responsables como la Junta de Castilla y León bajan los brazos y ofrecen alternativas que no son tales como la conexión por satélite. Un sistema caro y que no ofrece, ni de lejos, las mismas prestaciones que la conexión por fibra óptica, a decir de los expertos.

Los estudiantes matriculados de los pueblos no pueden acceder a los mismos servicios que un alumno de la ciudad. La brecha social reproducida entre lo rural y lo urbano sigue abriéndose y el único camino capaz de cerrarlo no está hecho de asfalto. De no apostar en serio por esa conexión, no hablaremos ya de si el mundo rural se muere, porque el debate habrá acabado en entierro.