Hay un hecho indubitado cual es la longevidad de las personas y ello obligará a los gobernantes, cuando los haya, esperemos sea más pronto que tarde, a tomar las oportunas medidas o decisiones ¡ya!, guste o no guste, lo cierto es que así no podemos seguir, esto es, sin gobierno y sin llevar a cabo una reforma en profundidad de las pensiones, ello es irremediable, para que los actuales y futuros pensionistas podamos disfrutar de una pensión digna, caso contrario, no olvidemos que la situación, a este paso, es insostenible.

Digo y reiteraré, hasta la saciedad, que la situación a medio plazo es insostenible, porque las cuentas no cuadran y ello porque cada vez hay menos cotizantes y más perceptores de prestaciones, a lo que hemos de añadir la longevidad de las últimas décadas, olvidemos que la longevidad es de fechas recientes, no es así, y puede comprobarse que se inició en las últimas décadas del pasado siglo, y sigue en aumento.

La crisis y recesión iniciada antes de 2009 no ha sido corregida en materia de prestaciones sociales con las reformas adoptadas en los años 2011 y 2013, concretamente por la Ley 27/2011, que entró en vigor en 2013, reforma de gran calado que trata de reforzar "la sostenibilidad" del sistema, por lo que hay que aumentar la relación de lo realmente cotizado y lo que se va a percibir, esto es, la prestación.

Hay dos pilares importantes que sostiene la reforma, a saber: El incremento de la edad de jubilación, que será a los 67 años de edad en el año 2027. Y el aumento o ampliación del período a tomar en consideración para calcular la base reguladora que pasa de 15 a 25 años, eso sí, de forma gradual.

El sistema público de pensiones español cumple dos funciones: mantiene la solidaridad intergeneracional y cuantifica los derechos futuros de los cotizantes actuales. El Fondo Monetario Internacional, en sus estudios, y en concreto sobre el impacto financiero del riesgo de la longevidad, establece como "esencial" permitir que la edad de jubilación aumente a la par de la longevidad. Es de sentido común que la mayor esperanza de vida, como dice el estudio, "acarrea costos financieros para los gobiernos, a través de los planes de jubilación".

Hay un problema de capital importancia, cual es la grave insuficiencia financiera del sistema de pensiones que el alargamiento de la vida nos está ocasionando ya en el sistema, pues es una auténtica realidad, no olvidemos que estamos en presencia de un sistema de reparto que consiste en pagar las pensiones con los ingresos por cotizaciones de los trabajadores en activo, cuando los ingresos por cotizaciones superan los pagos de pensiones los excesos se pasan y acumulan en un fondo de reserva, fondo al que hemos de acudir cuando los gastos de pensiones superan los ingresos por cotizaciones.

El sistema de capitalización es distinto, cada trabajador acumula sus cotizaciones a lo largo de su vida laboral y luego cobra según lo aportado.

Actualmente, lo estamos viendo por nuestros mayores, cada vez viven más años y el número de años en activo es prácticamente igual que antes.

Las soluciones al problema existen y esta columna no es el lugar para exponerlas, pero como muy bien saben los políticos que tienen la obligación de tomarlas no son medidas populares y restan votos, pero evitarán muchos males en un futuro no muy lejano. Más vale un poco menos, pero seguro, que nada para siempre.

El tema está ahí, en la calle, en los cafés, en la prensa, en los medios de comunicación social, solo resta tomar las soluciones menos traumáticas.

Nuestra provincia de Zamora tiene del orden de 50.000 pensionistas, una cifra muy considerable que de no tomarse medidas sus pensiones, y con una media de subida del 0,25% anual, no lo tienen fácil, máxime cuando las cuantías de las pensiones son muy bajas y su poder adquisitivo cada día que pasa disminuye. ¡¡¡Paciencia!!!, pero no olviden los señores políticos que la paciencia tiene un límite.

Pedro Bécares de Lera