Un diario de tirada nacional trae en primera página un titular inquietante. En letras mayúsculas muy destacadas dice: "Los barones temen que Sánchez acepte el voto nacionalista". Es una advertencia para todo buen español, puesto que si eso ocurriera sería algo desastroso. El perjuicio podría ser muy dañino para España; pero sin "podría" se aplicaría al mismo Partido Socialista, que todos estimamos necesario en la política democrática española.

Uno de los primeros -en todos los órdenes- artículos de la Constitución española de 1978 establece la unidad de España como algo inalienable y esencial para nuestra nación. Los nacionalistas, pertenezcan a la región española que se quiera, atacan a esa unidad y si sus pretensiones llegaran al éxito romperían la unidad, convirtiendo lo que ahora es España en un conglomerado de naciones. Hasta la fecha, el Partido Socialista Obrero Español se ha alineado entre los partidos constitucionalistas y ha militado, abiertamente y entre los protagonistas, en pro de esa unidad de España.

La circunstancia en la que vive la España actual es algo insólito y nuestra patria está en una situación de bloqueo del cual puede salir cualquier cosa, a pesar de que tal situación sería, es, muy fácilmente desbloqueable y precisamente el PSOE tiene la clave para acabar con ese pernicioso bloqueo. Su majestad el rey ha propuesto como candidato para recibir la investidura de presidente del Gobierno de España al presidente del Partido Popular, que fracasó en el Congreso, aportando 170 diputados gracias al apoyo del partido Ciudadanos y Coalición Canaria. Hubiera bastado que lo apoyaran los diez votos extraños, que convirtieron en mayoría absoluta la suma de los votos para la Presidencia del Congreso, para que esos 170 votos ofrecidos por el señor Rajoy se vieran beneficiados con los 6 que le faltaron para poder llegar a los 176 exigidos para la mayoría absoluta en su investidura. Ni siquiera hubieran sido necesario un "sí" en la segunda votación; con que se hubieran abstenido once diputados se habría conseguido la mayoría simple. El PSOE tenía 85 diputados y los dos partidos que presentaron 169 votos afirmativos, a los que se había unido Coalición Canaria con su voto, le pidieron insistentemente al señor Sánchez que ofreciera la abstención de sus 85 diputados. El señor Sánchez se enrocó en su "no" y ni siquiera accedió a presentar la abstención.

Ahora, en este período de bloqueo, se habla de una alternativa a la pretensión del señor Rajoy; y en esa alternativa, para la que algunos partidos se ofrecen, señalan como cabeza de la alternativa al señor Sánchez, presidente del PSOE. Este señor, en sus públicas intervenciones, manifiesta que no se ofrece como cabeza de una alternativa; pero la verdad es que no se sabe -o no manifiesta- qué quiere en la realidad. Esta indecisión hace sospechar, a los de su partido (por lo que se ve en el titular transcrito al principio) y a los de fuera, que es posible tal alternativa, en la que serían necesarios los votos de partidos nacionalistas, además de los de los partidos agrupados en lo que se ofrece bajo el nombre de Podemos.

Si tal alternativa se presentara con esos votos nacionalistas, el gobierno que saliera, en el que entraría una nube de partidos -como dice el señor Rivera, presidente de Ciudadanos-, sería un desastre para España. Es inimaginable que convinieran en cualquier asunto esas decenas de partidos. Y, conocidos sus programas, no parece muy bueno aquello en lo que pudieran coincidir. ¡Qué grave perjuicio para nuestra nación!

Pero no solo saldría perjudicada España, sino que el mismo Partido Socialista Obrero Español quedaría en una situación mucho más débil que en la que lo ha puesto el actual secretario general, señor Sánchez, como hemos visto en las dos pasadas elecciones generales. Al contrario de lo que opinan sus votantes y directivos, las próximas elecciones, sean las terceras ahora en cuestión o cualesquiera otras, podrían llevar ese partido a la nada o a una raquítica existencia. Y esto no lo queremos nadie. Todos coincidimos en que el PSOE es un partido necesario en la democracia española.

Por eso los "barones" de ese partido deben poner todos los medios, incluso manifestaciones populares y exigencia de dimisión del secretario general con su inmediata sustitución. ¡No permitan que su partido se vea envuelto entre los nacionalistas!