De mal en peor. Rita Barberá está imputada por blanquear mil euros y se va del partido. Rita Maestre está condenada por asaltar una capilla entre una salva de amenazas de muerte y sigue al frente del Ayuntamiento de Madrid. José Antonio Griñán, que fue presidente del PSOE -como Chaves: élite pura-, puede ir seis años a la cárcel y en las mismas cuitas figura la cúpula socialista andaluza, metida de hoz y coz en una cadena de atracos de 740 millones de euros, cifra jamás vista en Europa y mira que las hacen en Sicilia, Marsella y otros paraísos de la mafia.

Rajoy está perdido de todas todas porque las multi guarradas de su partido van a seguir saliendo a la luz. Ya se habla de Javier Arenas como el próximo jerarca popular que saltará a la pista judicial.

Castejón -vulgo, Pedro Sánchez- salva el "match ball" ya que Susana Díaz, su enemiga íntima, es alumna aventajadísima de Griñán, Chaves, mi Maleni y tal y tal y tal. Libra sobre la bocina pero también le afecta políticamente, y mucho, el pestazo del sur. Lo comido por lo servido.

Podemos, por su parte, se afirma al demostrar que tiene todos los vicios de la casta: es la prueba de sangre que exigen siempre los poderes fácticos nacionales e internacionales. Enhorabuena.

Y Ciudadanos, ni un escaño en las gallegas.

La España política es un inmenso charco de sangre. Ni Rajoy ni Soraya, que en su ambición sin límites se ha pasado con la guillotina interna, ni Guindos ni Castejón ni...

¿Quién es entonces el tapado? Un tecnócrata y/o un hombre de consenso. Por ejemplo, Javier Solana.