Las parlamentarias del PSOE por Zamora Ana Sánchez y Mar Rominguera se han soltado la coleta y han salido al paso, muy oportunamente, de las amenazas que desde la cúpula del PP se viene haciendo sistemáticamente sobre pensionistas y funcionarios al advertir que en el caso de no formarse Gobierno y tener que celebrar nuevas elecciones no se podrán actualizar sus incrementos. El último en incurrir en tal falsedad ha sido el tal Maroto, uno de los vicesecretarios del equipo de Rajoy, lo mismo que el zamorano Maíllo a quien, por cierto, las dos dirigentes culpan de una influencia negativa al respecto, pese a que bastante más de la cuarta parte de la población de la provincia pertenece a esos colectivos, con 50.000 personas percibiendo pensiones de una u otra clase en la actualidad.

A Rajoy le han recordado que existen mecanismos legislativos para que no se congelen las percepciones y que el Gobierno en funciones está totalmente legitimado para garantizar los pagos tanto de los pensionistas como de los empleados públicos, por lo que consideran lamentable utilizar como rehenes emocionales a colectivos tan vulnerables y numerosos. De hecho, cuando el PP accedió al Gobierno hubo de utilizar los presupuestos prorrogados del incompetente Zapatero, y no ha sido solo esa la única ocasión en que se ha producido tal circunstancia, por lo que el asunto suena, en efecto, a burdo chantaje, uno más, como cuando se han manipulado fechas para hacer coincidir las terceras elecciones, si las hay, con el día de Navidad, algo que finalmente será obviado por el rechazo de los demás partidos. El PSOE ya ha exigido que si la prórroga de los presupuestos generales se confirma, el Gobierno en funciones habrá de firmar por decreto ley los incrementos correspondientes. Opinan Sánchez y Rominguera que el PP no es de fiar por sus constantes casos de corrupción y porque mienten todos los días como ha quedado demostrado con el exministro Soria, que engañó sobre su implicación en el escándalo de los papeles de Panamá y que fue premiado con un cargo en el Banco Mundial al que ha tenido que renunciar. Lo que lleva a confiar a ambas parlamentarias socialistas en el Gobierno alternativo, de cambio, que propone su candidato Pedro Sánchez, aunque saben de sobra que no habrá ningún pacto que lo posibilite. Pero es que en verdad resulta muy duro al 70 por ciento de los españoles el tragar la gran rueda de molino que supone que Rajoy continué gobernando después de todo lo perpetrado en sus años en La Moncloa.

Al margen de ello, el problema de las pensiones sigue ahí, cada vez más acuciante aunque los políticos prefieran no tratar muy directamente el tema en épocas electorales. Según un reciente estudio, para que España pudiese recuperar el nivel anterior a la crisis respecto al fondo y mantenimiento de las pensiones, habría que lograr cinco millones de nuevos empleos, cinco millones más de cotizaciones a la Seguridad Social, en la legislatura con la que se inicie el Gobierno, una tarea absolutamente imposible cuando se cuenta con casi cuatro millones de parados. Es pues un sistema quebrado, que se agota, y que hay que afrontar de cara, entre todos los partidos, antes de que sea demasiado tarde.