Como todo el mundo sabe el Partido Socialista Obrero Español no es una secta, ni siquiera una religión. Es una organización política fundada por Pablo Iglesias, acompañado por otros trabajadores, médicos e intelectuales, hace 137 años. Su programa máximo se podría resumir con aquella frase que aprendieron de memoria los militantes del Partido y de la Unión General de Trabajadores: "Considerando, que esta sociedad es injusta,? queremos transformarla en una sociedad de trabajadores, libres, iguales, honrados e inteligentes".

Desde sus orígenes, el Partido Socialista se dotó de una organización como instrumento de participación y estudio, para ser más eficaces en la lucha por las libertades públicas, la igualdad y la fraternidad. Por lo tanto, su origen y funcionamiento no han sido asamblearios, aunque el conjunto de sus afiliados constituyeran una Asamblea soberana en cada agrupación que se constituía, en cada localidad, centro de trabajo o en cada barrio. A su vez, en cada provincia existía una Agrupación Provincial con la correspondiente Ejecutiva. En el ámbito nacional funcionaba una ejecutiva y un Comité Nacional (ahora Federal) con representación de toda la organización. El órgano máximo de decisión era, y es, el Congreso Nacional (ahora Federal) y entre congresos el Comité Federal. Los congresos en todos los ámbitos territoriales elegían a sus respectivas ejecutivas, que recibían el mandato de cumplir los acuerdos (ponencias y resoluciones) aprobados en los congresos respectivos.

Toda esta sencilla exposición del organigrama y del funcionamiento del Partido Socialista, tiene sentido para poder explicar que el sistema democrático es la base del funcionamiento al servicio de los programas y objetivos establecidos. La actual situación orgánica no se ha modificado básicamente desde su fundación, aunque se han creado, después de aprobada la Constitución de 1978, las federaciones regionales o autonómicas. También se han incorporado los sistemas telemáticos de información interna, a los afiliados, y al conjunto de la sociedad. En resumen, que siendo un sistema profundamente democrático, aunque sea posible mejorarlo, yo no conozco otros grupos políticos, sociales o religiosos que funcionen con tanto respeto interno y garantía democrática.

Este preámbulo viene a cuento de la posición política que el Partido Socialista está manteniendo en relación a la situación de interinidad del Gobierno de España y también en relación a los desafueros que desde posiciones interesadas tratan, con campañas difamatorias y mendaces, de confundir a los ciudadanos pretendiendo sustituir el Parlamento, que es a quien le corresponden las decisiones. Para ir directamente al grano: el secretario general de los socialistas -es decir Pedro Sánchez- está elegido democráticamente por un Congreso Federal como máximo responsable político, por los sucesivos acuerdos del Comité Federal (máximo órgano entre congresos) que han seguido amparando sus actuaciones, por otro lado colegiadas. En definitiva, conserva toda la legitimidad y representación democrática.

Por lo tanto, cuando Pedro Sánchez fue designado por el jefe del Estado y consecuentemente presentó su candidatura en el Congreso de los Diputados como presidente del Gobierno de España, igual que cuando el Grupo Socialista votó en contra de la candidatura del señor Rajoy, el secretario general de los socialistas, tenía y tiene el apoyo democrático de los máximos órganos representativos y ejecutivos. Y de la inmensa mayoría de los militantes y votantes socialistas. También del Partido Socialista Europeo en la persona de su secretario general, Sergei Stanishev.

No siendo el Partido Socialista -como ya hemos demostrado- ni una secta ni una religión, no es de extrañar que existan opiniones diferentes. Aunque lógicamente, la mayoría democrática decida, naturalmente respetando a las minorías, como es tradicional en nuestro partido. Por cierto, en la situación de mayorías y minorías nos hemos encontrado en alguna ocasión todos los que hemos militado en este partido, incluyendo a Pablo Iglesias, su fundador. Cierto que sería saludable que las críticas y discrepancias, aunque se hagan públicas, fueran defendidas en los órganos de debate y decisión.

Para tener una valoración política, conviene recordar que con los gobiernos socialistas desde 1982 y, naturalmente, con el apoyo mayoritario de los ciudadanos, se produjo el gran cambio en nuestro país, se consolidó la democracia, convirtiéndose España en un país libre, independiente, abierto a la sociedad internacional. Para ello se dieron los pasos necesarios de modernización de su estructura industrial, económica y social. Se pusieron las bases para la construcción del estado de bienestar: la sanidad y educación pública y universal, derecho a la igualdad de oportunidades. Se aprobaron leyes con el respaldo presupuestario necesario, como el acceso a la universidad que permitió que cientos de miles de hijos de trabajadores pudieran estudiar; la igualdad entre hombres y mujeres, leyes contra la violencia de género, pionera en Europa. El Pacto de Toledo, que garantiza las pensiones. Regulación de los emigrantes, el llamado divorcio exprés, que agiliza trámites y evita sufrimientos. El matrimonio homosexual. El carné por puntos, y la ley antitabaco que ayudan a salvar vidas. La ley de dependencia (cuarto pilar del Estado de Bienestar). Ley de la memoria histórica, despenalización del derecho al aborto, en determinados supuestos. Estas y otras tantas leyes y disposiciones de carácter social y derecho de los ciudadanos, cambiaron nuestro país de la mano de gobiernos socialistas. Por cierto, algunas de estas leyes han sido recurridas por el Partido Popular ante el Tribunal Constitucional

Ahora una breve explicación personal, de por qué el Partido Socialista no apoya a un gobierno de esta derecha del Partido Popular, necesitado de una profunda regeneración. Como contraste, cuatro años de gobierno presidio por el señor Rajoy, con mayoría absoluta, han producido cuatro fracturas en España: la social, la territorial, la económica y la política. Me fijaré en la vulnerabilidad social que ha terminado erosionando la cohesión social por los recortes, la desprotección de los desempleados, la subida de impuestos a las rentas de los trabajadores y la bajada de los mismos al capital, produciendo precariedad laboral y como consecuencia más pobreza y desigualdad. Cuatro años más en el gobierno del señor Rajoy y del Partido Popular nos llevarían a una situación irreversible. Valga como ejemplo el reciente destino para el exministro Soria.

No obstante, el Partido Socialista, como ha sido su comportamiento histórico, está comprometido con la situación actual por la que atraviesa España. No le es posible eludir sus responsabilidades, independientemente de que ya se reconoce quién ha tenido mayor responsabilidad, por su incompetencia durante estos últimos años, de la que trae causa este bloqueo institucional. Reconociendo que el Partido Socialista sigue siendo clave para la orientación política, no obstante los socialistas son más sensibles a la razón que a la presión y mucho menos al chantaje.