Olvidamos en la mayoría de las ocasiones el extraordinario valor de aquellos de nuestros convecinos que para poder hacer "su proyecto de vida" emigran hacia otras latitudes, a veces a distancias que se nos hacen descomunales y, a mayores, que lo llevan haciendo durante mucho tiempo, demasiado tiempo.

Estos nuestros convecinos, amigos y/o familiares que de aquí, de nuestra Región Reino Leonés, han emigrado se fueron siendo leoneses (como sus padres y abuelos), han vivido como leoneses cabales, sin doblegarse en su estirpe de nacencia y mueren, en el respeto de los propios y admiración de los extraños, como leoneses.

A don Antonino no tengo porqué hacerle glosa de "su saber ser leonés", ni tampoco de "su saber estar leonés". Su ejemplar vida, como leonés activo de siempre, me da suficientes lecciones para que pueda alcanzar a valorar el extraordinario realce de su ejemplar trayectoria.

Los nuestros que se fueron a la emigración, como D. Antonino, llevaron con ellos el alma de la leoneseidad, como un tesoro valioso que, insertó en las tres provincias leonesas, daba fuerzas para superar las adversidades que, fuera de nuestra tierra, encontrarían.

Sabemos, a ciencia cierta, que en esa emigración del constitucional Pueblo Leonés, se cultivan las esencias de nuestras costumbres y tradiciones, de hacer vivir nuestros patronazgos regionales, como el de N.ª S.ª La Virgen del Camino, y que cualquier lugar, momento y ocasión es bueno para fomentar la fraternidad regional leonesa...

La pérdida de D. Antonino, además de ser sentida por los de aquí y por los de allí, nos tiene que servir, en un servir a todos, no solo para glosar su obra también, ¡ y sobre todo!, para que su ejemplo, ¡su edificante ejemplo!, nos haga perdurar a todos en los valores leoneses, los de nuestra gente y los de nuestra tierra

Cuando aquí, dentro de la Región Reino Leonés, algunos titubearon, u otros cosas más inconfesables, sobre la prevalencia del hecho regional triprovincial del Reino Leonés, nuestros emigrantes, de la misma raíz y estirpe de D. Antonino, mantuvieron a ultranza, ¡como un bien sagrado!, su continuidad en parangón a las demás Regiones de la España Nación.

A todos ellos, hermanos leoneses nuestros, en la persona de D. Antonino, damos, aquí y ahora, agradecimiento público, reconocimiento permanente y el más merecido aplauso. Su ejemplar vida es nuestro camino, la trayectoria a seguir por los leones púrpuras de nuestras banderas.