Si se necesitaba una sola prueba más de que el líder del PP no debería seguir ni un mes más al frente del Gobierno de la nación, él mismo acaba de ofrecérnosla.

La propuesta para el Banco Mundial de un exministro cogido en un vergonzoso renuncio mientras ocupaba el cargo como el titular de Industria, Soria, debería demostrar hasta a los más políticamente ciegos su prepotencia y su total cinismo.

¿"Quousque tandem", Rajoy, hasta cuándo, Mariano Rajoy, abusarás de nuestra paciencia? ¿Hasta cuándo tendremos que soportar los ciudadanos de este país semejante espectáculo, que tanto nos humilla dentro y desprestigia fuera?

¿Hasta cuándo podrá seguir considerando don Mariano, y con él todo el monolítico PP, que España es un cortijo que solo a ellos les pertenece?

¿Cómo explicarnos no ya no solo ese, sino otros nombramientos? Entre ellos, el de un exministro de Educación de infausto recuerdo, que tanto desprecio parecía sentir por educadores y educandos, para un puesto diplomático en París más que generosamente dotado por el erario público?

¿O el de aquel otro exministro de Defensa que nunca asumió responsabilidad alguna en el accidente de un avión fletado por el Ejército que costó la vida a 62 militares españoles, y que hoy encabeza gracias también a Rajoy la Embajada española en el Reino Unido?

Que un Rajoy en funciones se atreviese a proponer a José Manuel Soria como director ejecutivo del Banco Mundial pocos días después firmar un pacto de investidura con Ciudadanos demuestra no solo su intención de ningunear al nuevo aliado, sino también su total desprecio de la opinión pública y de la democracia.

Y que nadie en su partido se atreviera a poner pegas hasta el último momento a tan disparatada propuesta es una prueba más, por si hiciera falta todavía alguna, de la urgente regeneración que necesita el partido que todavía, querámoslo o no, nos gobierna.