Uno de los últimos editoriales de La Opinión-El Correo de Zamora, abundaba en lo que parece la única certeza sobre el futuro de Zamora. O aumentamos el número de visitantes o la muerte dulce se ensoñará de la provincia y por ende de la capital.

Se ha usado el término visitantes, en vez del de turistas, para indicar y abarcar más colectivos. Turistas, todos sabemos lo que son. Mientras que el término "visitantes", conviene recordarlo, abarcaría a, turistas por supuesto, más estudiantes que se matriculan en distintas enseñanzas en la ciudad y han de venir a ella, más asistentes a congresos o más seguidores de equipos deportivos o de grupos musicales.

Circunscribámonos ahora solo a Zamora capital. En ese plan, ya lo hemos dicho, se trata de que quien conozca Zamora por cualquier motivo, se vaya contando maravillas de ella. Por eso, rescatar el teatro de la Universidad Laboral por parte del Ayuntamiento o la Junta, y ponerlo a disposición de la ciudad es importantísimo.

Lo mismo que cubrir el espacio temporal entre las Fiestas de San Pedro (junio) y las de la Concha (septiembre) con lo que algunos llamamos "9 semanas y media" (todo el verano lleno de actividades agrupadas por un factor común cada semana: La Caribeade, Rock de Zamora, Folclore, Magia, Conciertazo del Turista, etc.

Luego, así, de similar manera, aunque con menor intensidad, claro, tratar de cubrir el año de animación. Para lo que es un buen complemento el teatro de la Laboral.

En ese plan, atraer visitantes y que cuando se vayan pregonen lo que les sorprendió Zamora, desembarcamos en el Mercado de Abastos. Este, como todos los de España, ha perdido sentido pues la gente se puede abastecer de lo que quiera donde quiera, ya que hay sobreoferta de artículos de consumo alimenticio. Y es eso lo que hace que queden módulos o puestos de venta sin cubrir (nadie los quiere). Parece entonces que lo procedente es hacer una mixto de lo que se ha hecho en otras ciudades de España.

En cuanto a la arquitectura se trataría de conservar su estructura exterior, y la esencia de la interior, para convertir el edificio en un foco de atracción estética y arquitectónica. Sin embrago el interior tal vez debería disponerse así:

-Planta Baja: Seguiría siendo Mercado de Abastos, con módulos destinados a la venta de productos alimenticios.

-Exterior Bajo Cubierta (y tal vez el opuesto, al otro lado del edificio) también como en la actualidad seguiría siendo lugar para venta de productos de la huerta (¿ecológicos y de proximidad?).

Pero la Planta Superior debería acabar siendo otra cosa: Estructurada como ahora, en módulos, estos podrían ser destinado por el usufructuario a lo que quisiera, salvo venta de productos alimenticios o insalubres. La idea es que en esa Planta Superior pudieran ponerse bares, café, boutiques,? Con la posibilidad de que los módulos puedan unirse entre sí a gusto del arrendatario, etc. Eso permitiría, primero, que el mercado no sea algo que cierra al mediodía, dejando una plaza muerta en plena ciudad para el resto de la jornada.

Este mercado, centauro de abastos y lugar de encuentro, crearía un atractivo foco de convivencia, similar al de las casetas de los bares en San Pedro, cuando se ponen en la calle, y permiten mezclar las conversaciones de los que en una mano tiene la copa de un bar con los que la tienen del de al lado. Por lo mismo, si en algún módulo, alguien quiere poner una sucursal del propio negocio, para estar en la movida, perfecto (suele ocurrir donde hay Centros Comerciales). Se crearía así un lugar más de encuentro, como Herreros, zona de los Pinchos, plaza de Haedo, y quién sabe si lugar de copas como la plaza del Fresco, prolongando el negocio a la noche.

De paso la plaza del Mercado cobrará vida lo cual puede ser algo muy positivo para convertir Zamora en una ciudad lo más animada posible.