A tenor de la nula atención prestada por las bancadas de izquierda al discurso de investidura de Mariano Rajoy, lo ocurrido la tarde del martes en el Congreso de los Diputados fue prescindible. Ítem, a tenor de la obstinada negativa de Sánchez encastillado en el "no es no", el propio debate de investidura era prescindible. En España todo lo relacionado con el Gobierno en particular y los políticos en general es prescindible. Bélgica ha sido el mejor botón de muestra. Bélgica ha sido el país de la UE con más días sin gobierno. Le empieza a seguir muy de cerca esta España mía, esta España nuestra cuyos políticos no quieren hacer nada por evitar el inri que estamos haciendo a los ojos del mundo. Bien es verdad que Bélgica, tras vivir los primeros 500 días sin gobierno, mejoró en paro, en déficit, en salario mínimo. Me apuntaba yo como ciudadana a algo parecido si no fuera porque esto es muy serio.

La capacidad de Sánchez de negarse a sí mismo a través de Rajoy es preocupante. A lo mejor es que Sánchez es prescindible. A lo mejor es que en España hay demasiados españoles prescindibles. Los que ni comen las berzas ni las dejan comer son prescindibles. Si Mariano cuenta con 170 escaños, ¿por qué no dejarle salir investido del trance en lugar de embestido? Fernández Vara, presidente socialista de Extremadura, no hace tanto y pensando en voz alta, vino a decir algo así como: "Si Rajoy suma 170 escaños a ver quién se opone". O sea, vino a plantear que nadie podría vetar su investidura si pactaba con Ciudadanos y Coalición Canaria.

El señor Fernández Vara no conocía bien la contumacia del señor Sánchez, un político encantado de conocerse a sí mismo, que sigue esperando su momento, con o sin ayuda, por mucho que su momento sea uno de los peores de la historia del socialismo en España. ¿Dónde están aquellos socialistas de la transición, y aun después, con altura de miras y sentido de Estado? En la actualidad, lo que en verdad importa es llegar a La Moncloa a cualquier precio, aunque sea el de rebajarse y perder la dignidad. A ver, con los independentistas Sánchez no puede contar, porque ese sería su final. Con Podemos tampoco por mucho que se postulen como buenos compañeros de camino hacia el Gobierno de España y en el Gobierno de España. Podemos humilló al Psoe e Iglesias humilló a Sánchez. Humillaciones imperdonables.

De las 150 medidas pactadas para el acuerdo entre Partido Popular y Ciudadanos, por lo menos cien figuran en el pacto previo entre Ciudadanos y Psoe. En la vida el Psoe iba a conseguir más del PP. Pero es que da la casualidad de que "no es no". Y aunque Rajoy cogiera un discurso de Sánchez y lo repitiera punto por punto y coma por coma, la respuesta del Partido Socialista de Sánchez, que no del Psoe en su conjunto, sería la misma: un no rotundo. No hay química entre ambos líderes. Puede que de ahí surja el bloqueo. Lo de menos somos España y los españoles. Lo de menos es la espada de Damocles que pende sobre nuestra economía. Lo de menos es que Europa nos mire con lupa y pueda caernos una gorda. Lo realmente importante son ellos, solo ellos y nada más que ellos y muy especialmente un tal Pedro Sánchez. Tras el veranito que se ha pegado, no es de extrañar que Pedro Sánchez no descarte unas terceras? vacaciones.