Importante es que los partidos, todos menos el PP, hayan encontrado a tiempo un asidero al que aferrarse para evitar que las terceras elecciones que parecen prácticamente insalvables no se lleven a cabo el mismo día de Navidad, como pretendía maquiavélicamente Rajoy para presionar al PSOE y hacer que se abstuviese en su investidura. El tiro le ha salido por la culata, una vez mas, y ahora la responsabilidad de lo que suceda pasa, para la mayoría, a las espaldas de Rajoy por su chantaje emocional.

El caso es que incluso Ciudadanos, que sigue con su show intentando complacer a todos sin complacer a ninguno, se ha unido a la propuesta para que el Congreso apruebe una modificación urgente de ley que permitirá acortar la campaña a ocho días y celebrar los comicios, si hay que hacerlos, una semana antes, en concreto el 18 de diciembre. Si el intento prospera, si no hay imperativos legales que lo echen abajo -y según los juristas no hay ninguno- el PP verá desbaratado sus planes y quedará en ridículo ante la sociedad y el resto de los grupos políticos. Lo mismo que la presidenta del Congreso, a las órdenes de su partido, que ha jugado un lamentable papel en esta historia.

En cualquier caso, todo el mundo da ya por supuesto que habrá nuevas elecciones, y lo que es peor con los mismos candidatos, cuando tal vez bastase con que Rajoy diese un paso atrás para que fuesen cuales fuesen los resultados de las urnas, pudiese ya haber Gobierno en 2017. Pero Rajoy no se va, no se irá nunca a no ser que le echen del todo los votos de los españoles. Y ello pese a que tanto el PP como su presidente saben que perderán la investidura del 2 de septiembre y que no es seguro que pueda repetirse la oportunidad un mes después, tras las elecciones vascas. Hasta Rivera, siempre en postureo, ha advertido que no consentirá apoyos nacionalistas, lo mismo que dijo cuando su fracasada alianza con el PSOE. Por supuesto que a C´s no le toman en serio en el PP, ni siquiera poniendo en escena el pasado ultimátum de 48 horas, que los populares oyeron como quien oye llover, sin inmutarse.

Las condiciones a la postre las ha puesto el PP. Ha cedido en que sean los jueces los que elijan parte de sus representantes en el Consejo del Poder Judicial, una medida importante pero que a la gente de la calle poco o nada le dice ni le supone. Y apenas nada más porque en todos los otros puntos los que han cedido han sido los de C´s: no todos los imputados son corruptos, una cifra de gasto social bien lejana a la exigida, ni hablar de clausurar Senado y las diputaciones para hacer caja, no habrá primarias porque en el PP solo manda el PP, reformar la Ley Electoral exige también reformar la Constitución, y así todo sobre poco más o menos. Mañana saldrá Rivera afirmando que el PP ha aceptado sus exigencias y que por eso votarán a favor. Y sus votantes, mientras, absolutamente defraudados, pues no votaron a C´s para que doblase el espinazo y facilitase que gobierne de nuevo Rajoy.

Lo malo, en resumen, es que las terceras elecciones, antes o después, se van a celebrar, y lo bueno, que puede haber una vía de escape para no ir a las urnas el día de Navidad.