Donde quieren los reyes. O dicho de la forma original "Allá van leyes, do quieren reyes". El origen de esta paremia parece estar en la imposición del rito romano en la España cristiana medieval en sustitución del mozárabe por decisión del rey Alfonso VI en Toledo, cediendo a la influencia de su esposa, doña Constanza, de origen francés y a las presiones de los monjes cluniacenses. Parece que los reyes actuales del gobierno municipal se han tomado muy en serio algunas leyes como la de Memoria Histórica, que me parece de recibo, pero que, no obstante, se hallan dispuestos a pasar el rodillo a todo lo que huela a tiempos de Franco. Como si en aquel tiempo todo, absolutamente todo, hubiera sido deleznable, rechazable y por lo tanto olvidable. Puestos así, yo abordaría también el tema de los pantanos, por si hay que meterles una carga de dinamita y de paso lo de la Seguridad Social, por si hubiera que invalidarla.

Si nos ponemos drásticos que sea para todo y con todos. Dicho lo cual y ahora que se está revisando el callejero de Zamora, que se revise también la calle dedicada a Ángel Galarza Gago, para tantos, especialmente para las familias afectadas en su periodo como ministro de Gobernación de la República, "un asesino". Al libro de José Javier Esparza "El terror rojo en España. Epílogo: el terror blanco" le remito. Y, cómo no, a todo lo que sobre el político de origen zamorano cuenta César Vidal en sus crónicas. Así todos en paz. La Memoria Histórica, si en verdad se quiere que sea independiente y veraz, es también revisable, como casi todo en política. Memoria Histórica para todos y no que solo se ha despertado el lóbulo que recuerda todo lo sufrido por la izquierda española, mientras que el lóbulo que recuerda todo lo sufrido por la derecha española en el mismo periodo está dormido y nadie parece dispuesto a despertarlo.

Intentar borrar del mapa la figura de Carlos Pinilla Turiño es, además de una injusticia flagrante, un error mayúsculo de proporciones también históricas como esa Memoria a medias que se está resucitando. A Carlos Pinilla no se le puede robar lo que en justicia le corresponde: la gratitud de Zamora y de los zamoranos a todo lo hecho por esta tierra y sus gentes. Mató el hambre de miles de zamoranos y no solo de derechas, les dio trabajo y becas para que sus hijos estudiaran. Nunca pidió a cuantos solicitaban su ayuda la filiación política, bastaba con ser zamorano para conseguir su apoyo, fundamentalmente trabajo. Que alguien me diga cuántos zamoranos a izquierda y derecha que hayan tocado poder han contribuido como don Carlos a la mejora de la ciudad y en ayuda de los ciudadanos.

Todavía están a vueltas con el pedacico ese de avenida que lleva su nombre. Pago cicatero el de Zamora si ponemos en una balanza todo lo que quien fue un prohombre hizo por esta tierra. Si hubo alguien, repito, en la historia de Zamora que iguale lo hecho por el autor de "Como el vuelo de un pájaro", libro que el señor Pinilla tuvo a bien dedicarme en su día, que se haga público. Y que las leyes vayan donde en verdad corresponde, sin escorarse sospechosamente.