De un tiempo a esta parte la situación política en España no está para remilgados, porque yo tengo la impresión que hay muchos políticos que prefieren vernos desesperados aunque a ese punto espero que no sean capaces de conducirnos. Cuando miro a mi alrededor, aparte de una minoría de mesiánicos separatistas que hacen cabriolas en el Parlamento y unos cuantos fanáticos de la derecha española, nadie está contento con la situación actual. Pero solo veo a algunos que tienen un problema moral con los votos separatistas, porque incluso los que lo tienen están convencidos de que si es la derecha la que se envuelve en la "estelada" es la única forma de que España "no se rompa".

Me es fácil entender por qué tantos españoles han escogido la desesperación. La historia es deprimente. Según lo que dicen los periódicos el día anterior a la elección de los presidentes del Congreso y Senado, mientras el partido del 3% y la CUP se ponían de acuerdo para decir, "ya basta, estamos hartos de seguir siendo españoles", el fiscal general del Gobierno (ya me equivoqué, quise decir del Estado) retiró al expresidente de la Generalidad de Cataluña, señor Mas, los cargos que le "agobiaban" de ser juzgado por un Tribunal independiente y condenado a pena de prisión. Así se puede entender que los diputados del partido de Mas fueran tan sumisos al día siguiente. Miren, lo entiendo hasta yo. Es más deprimente lo de Ciudadanos que vende los principios por un par de escaños en la Mesa del Congreso. Lo de ahora es enervante porque esto es lo más parecido a los principios de Croucho Marx. Barato, paisa.

Se sospecha que los votos de regalo que le han hecho al PP son de los leones de la puerta del Congreso.

Para mí todo esto no es cuestión de moral, es que Rajoy se ha dado cuenta de que, una vez conseguidos los objetivos de desimputación de Mas, los catalanes se quitaron del ombligo el piercing con la bandera de España y han vuelto a las andadas. En adelante, todo eso de "romper España" volverá a ser culpa del PSOE porque en eso de las maldades siempre ha sido un saco sin fondo.

Ahora la pregunta es ¿Quién se beneficia de qué?

Durante los cuatro últimos años, el Gobierno de Rajoy se ha caracterizado por inventar mentiras baratas haciendo recaer las culpas en los demás partidos en un grotesco proceso de engaño a los españoles. La primera desnaturalización que sufre el hombre es la palabra, los hombres venimos al mundo completamente desnudos y luego empezamos a vestirnos con unas pocas palabras primordiales que le dan sentido a la vida. Si las malgastas y las profanas, del hombre moral, en el sentido de dignidad, no queda nada más que una figura que representa más a un espantapájaros que al hombre.

No sé si el presidente en funciones conseguirá formar un nuevo gobierno porque estamos ante un fenómeno político completamente desconocido para los españoles, pero hay una cosa de la que sí estoy seguro, sea cual sea el resultado de su política, no conseguirá poner en marcha la ilusión de un país al que las incertidumbres de la era de Rajoy han engendrado todo tipo de sospechas. El PP ha sido aupado en las últimas elecciones por la movilización de un elevado número de jubilados que han fortalecido las estructuras de la organización tradicional entre los que arraigó el discurso del populismo económico: "con nosotros tenéis garantizadas vuestras pensiones".

¿Qué significa todo esto? Que en "el coletas" hay un izquierdista de formación que ha asustado mucho a la clientela de la derecha y que a su talento político, que lo tiene, le ha fallado la intuición y no medir adecuadamente sus fuerzas. El monopolio de las libertades civiles está en las izquierdas pero el del poder, hoy por hoy, es del populismo económico de los liberales.