Sigue el espectáculo de Ciudadanos, el autodenominado partido centrista y reformista que se anunciaba a sí mismo como el látigo de los corruptos y la palanca de la regeneración democrática en España, y al que muchos, por el contrario, han considerado siempre como una creación del Ibex, de los grandes poderes económicos y financieros, para apoyar al PP si fuese necesario, como así ha sido.

En sus negociaciones para la investidura de Rajoy, da la impresión de estar cavando su propia tumba, diciendo a todo que sí, cediendo en todos los asuntos tratados y siendo los de Rivera los que están matizando y cambiando las condiciones, demostrando su debilidad real, como ha ocurrido con el más importante de los temas tratados: el de la corrupción. Parece que nos han enterado todavía que la corrupción política es lo que más preocupa a los españoles después del paro. Pero el caso es que ahora, y porque así lo quiere y exige el PP que es quien manda, solo considera corruptos, aunque la justicia les mantenga como imputados, a aquellos que se han enriquecido personalmente de manera ilícita o a través de financiaciones irregulares. Según la vergonzosa explicación ofrecida por C´s con unas impúdicas tragaderas, una cosa es meter la mano en la caja, y otra ser un inepto y llevar a cabo una mala gestión. Ni prevaricación siquiera, solo mala praxis, en contradicción con la justicia y con la definición académica de corrupción, lo que exculparía políticamente a dirigentes del PP, y que se amplía aún más al admitir también que la medida solo sería a nivel nacional no afectando a autonomías y municipios.

Y si esto de la corrupción parece resuelto, y todo seguirá siendo igual y lo mismo, los de Rivera alardean de discrepancias en materia laboral y social aunque, por supuesto, acabarán cediendo pues el recorrido de este partido ya resulta bien conocido. Pero no es solo eso, porque el PP ni acepta que se le impongan primarias, ni quiere oír hablar de liquidar el Senado y las Diputaciones, ni que sean los propios jueces y no los políticos quienes elijan sus estructuras, entre otras cosas. Y por supuesto los acuerdos que se logran ni siquiera serán cumplidos en su mayor parte. Pero C´s volverá a pasar por el aro. Por el bien de España, y por responsabilidad, no porque se les obligue o porque ansíen tocar el pelo del poder.

Como cuando Rivera pronuncia un no, ello supone un sí, hay que dar por sentado que formarán parte del Gobierno de Rajoy, si es que consigue formarlo gracias a la amenaza de unas terceras elecciones por medio, que podrían llegar a cuartas si no se cambia de candidatos pues los comicios de diciembre arrojarían poco más o menos los mismos resultados, salvo en el caso de C´s que sufriría un durísimo castigo, y de ahí la obsesión de Rivera por evitar ir otra vez a las urnas. Están siendo tan descaradas sus maniobras que sus votantes se sienten decepcionados al máximo. El aluvión de dirigentes centristas, rebotados de la izquierda y la derecha en buen número, han encontrado en este grupo una oportunidad de oro que no van a desaprovechar. El PP ha empezado ya a devorar al partido pequeño y acabará comiéndoselo del todo. Luego será la hora del trasvase a las filas populares, y a vivir.