Conocí a Carlos Pinilla ya en su declive político, en los inicios de la democracia, por lo que poco puedo aportar de la guerra civil y posguerra, pues nací en esa época tan nefasta y negativa de nuestra España. Pero lo que sí sabemos, por los medios de comunicación y gentes de la tierra, es que, al ser Pinilla un zamorano culto y con gran preparación intelectual, pertenecía al Cuerpo de Abogados del Estado. En el régimen franquista desempeñó importantes puestos políticos integrados en la Administración estatal, desde gobernador civil hasta el segundo del Ministerio de Trabajo. Normalmente colaborando con el ministro José Antonio Girón, miembro del área más social del régimen. En todos ellos se volcó para favorecer a su querida Zamora. No hay mejoras ni obras de infraestructura, de cualquier tipo, que Pinilla no interviniese en su logro, fuera colectivo o personal, sin mirar ideología ni ningún otro condicionamiento.

De esa época lo más significativo fue la construcción en el año 1943 de la Universidad Laboral, algo increíble en aquella época para la provincia de Zamora. Merece la pena copiar las palabras que Carlos Pinilla mandó grabar en la puerta principal de entrada a la universidad. Las reproduzco y espero que no sean borradas por los nuevos políticos que hoy mandan en algunas instituciones.

Estas son las siguientes: "Para que la sangre no vuelva a ser el precio de la justicia. Para que el trabajador conquiste el futuro con las nobles armas de la cultura. Para que la paz sea la bendición de Dios sobre las armas se fundó esta institución".

La verdad es que no se puede decir tanto en tan pocas palabras. Solo por estas frases Pinilla merece un respeto y admiración por todos sus paisanos.

También financió totalmente el departamento que dirigía, el campo de fútbol, en la actualidad Ciudad Deportiva del Ayuntamiento. Según mis noticias, él mandó que se pusiese a la entrada del campo, en uno de sus muros, la célebre frase de Ramiro Ledesma, sayagués de pura cepa: "Solo se alcanza la categoría de vencido después de haber luchado y esto distingue al vencido del cobarde".

Ya en la etapa predemocrática, creadas las asociaciones políticas, fundó con Adolfo Suárez la asociación Unión del Pueblo Español, germen de Alianza Popular. Más tarde Adolfo Suárez fundó su partido político, Unión de Centro Democrático (UCD), con la ayuda de toda la Administración estatal y Carlos Pinilla se integra en Alianza Popular (AP). Se celebran las primeras elecciones y Pinilla se presenta en las listas de AP de Zamora, en segundo lugar. Su generosidad la demuestra una vez más, ya que el primero lo ocupa Federico Silva Muñoz, conocido en aquella etapa como "ministro eficacia".

La lista de AP al Congreso en teoría no podía ser mejor, la representaban dos medallas de oro de la provincia y dos hijos predilectos. Pero con todo ello el resultado de las elecciones fue un total fracaso para el PP. Carlos Pinilla, segundo de la lista, no salió diputado. No obstante, él siguió trabajando en el partido y como siempre dispuesto a favorecer todo lo relacionado con Zamora. En las siguientes elecciones democráticas se presenta en las listas para el Senado por la provincia, siendo senador en diferentes legislaturas, y se dedica de lleno a las tareas propias del cargo, teniendo en cuenta siempre los intereses de los zamoranos. Por otra parte, Silva Muñoz se marcha de AP por el tema de la elaboración de la Constitución. Según sus palabras, no se podía votar "sí" a la Constitución, donde se daba entrada a la palabra "nacionalidad". Para Silva Muñoz esto traería consecuencias graves en un futuro para la unidad de España. Ya tenemos en marcha la secesión catalana, el problema más grave que tiene el país en estos momentos.

Pinilla fue un gran escritor y un magnífico orador. Escribió varios libros, destacando el último publicado, "Vuelo de un pájaro". No debemos olvidar el gran pregón de la Semana Santa que pronunció hace bastantes años, quizás uno de los mejores en los últimos tiempos. El canto que hace al río Duero y a las vírgenes zamoranas rebosa de una emoción que resulta conmovedora.

No he oído hablar mal a nadie de Carlos Pinilla, a excepción de mi amigo Amando de Miguel en una conferencia que dio en Zamora hace unos años. El caso es que Amando fue imputado por alguna causa que desconozco y Pinilla, como abogado del Estado, tuvo que hacer el informe correspondiente y este no debió de ser favorable. Pero conociendo el talante de Amando, estoy seguro que sabrá comprender y perdonar lo sucedido con un funcionario, paisano de él.

Ahora nuevos políticos, ignorando la historia de Zamora, pretenden quitarle los honores y el nombre de la calle que en otra época políticos zamoranos le otorgaron merecidamente. Otra vez las dos Españas. No escarmentamos, dentro de unos años otra vez habrá que revisar estos conceptos.

Terminemos con las palabras del poeta: "Españolito que vienes al mundo, Dios te guarde, una de las dos Españas ha de helarte el corazón".

En los momentos de cerrar el escrito nos acordamos de dos grandes realizaciones que consiguió para Zamora Carlos Pinilla: el Hospital Virgen de la Concha y la Escuela Granja Florencia, en el término de Peleagonzalo, cerca de Toro, y que fue modelo en su género durante muchos años. Para conocer la futura agricultura era obligada su visita y en este sentido la visitaron miles de agricultores y técnicos de todo el país.