Las empresas tienen como finalidad, y razón de ser, el satisfacer la demanda de su clientela en cualquier lugar en que esté; lo cual implicará, entre otros aspectos, que en pequeñas poblaciones su rentabilidad sea escasa o nula, cuando no con pérdidas, como resultado de los ingresos y costes que supone abastecer a poblaciones reducidas.

La política de distribución comercial, en empresas serias, organizadas, que utilicen la contabilidad analítica, que consideren el beneficio global, no únicamente los resultados de sus pequeños segmentos de mercado, que observen lo que implica la responsabilidad social corporativa, el servicio a la clientela, etc., considerará a todo el mercado, no únicamente a las partes más rentables, siempre y cuando, lógicamente, obtengan un beneficio total en su cuenta de resultados.

El estudio y planificación de rutas, el control riguroso de costes, como la optimización de los medios de transporte más adecuados, entre otras consideraciones, contribuirá a que la actividad de distribución comercial, especialmente de productos alimenticios y de primera necesidad, se pueda afrontar con éxito económico, solucionando las demandas de la población del medio rural, lo que también contribuirá a su fijación y atracción, en su caso.

Garantizar el abastecimiento de productos a los municipios rurales requiere también por parte de las administraciones públicas el apoyo a las empresas que se dedican a ello, como se contempla en el III Plan de Comercio 2016-2020 de Castilla y León, que deberá implicar agilidad en la puesta en práctica de las medidas que contempla, posibilitando que quede atendida la población rural respecto a los bienes y servicios que precisa, lo que implica "ampliar las cadenas de distribución en el medio rural".

Marcelino Corcho Bragado