La formación del gobierno de España ha protagonizado los informativos de todo el verano, superando a los mismos juegos olímpicos, y ha impedido que aparezcan las típicas serpientes de verano o noticias irrelevantes para llenar las páginas cuando la gente está de vacaciones y hay que salir a la búsqueda de sucesos o novedades, o inventarse la reaparición de un monstruo como el del Lago Ness que entretenga a los escasos lectores veraniegos.

Al final va a resultar que la formación del gobierno no es más que un verdadero culebrón del verano, o sea, una noticia irrelevante e intrascendente para llenar periódicos mientras estamos de fiestas, a la espera de que pase el mes de agosto y empiecen las noticias en serio.

El papel de monstruo es evidente que corresponde a Rajoy, que esconde la cabeza bajo el agua casi todo el tiempo para reaparecer cuando está a punto de caer en el olvido o de aburrir a los que siguen pendientes de avistar a un presidente del gobierno. Como en el caso el monstruo del Lago Ness, hay quien sigue pensando que no existe. Quizás tengan razón, porque hasta ahora no hay vestigios de diálogo, organización o mando presidencial por su parte.

El culebrón se completa con las apariciones del tocayo -solo de apellido- Rivera, que se ha convencido de que el monstruo existe y no va a desaparecer, y por ello le lanza líneas rojas primero y puntos básicos después, para domesticarle, perdón, democratizarle; hacerle salir del agua, y abrir la boca a ver si traga.

Otros como el socialista Sánchez, sin embargo, siguen negando su existencia e intentando demostrar, por acción o por omisión, que no hay posibilidad de gobierno y solo hay que esperar a que pase el tiempo para que nos olvidemos del monstruo, como en su día nos olvidamos de otra serpiente que no superó el crudo invierno.

Y hay quien piensa que es mejor ir preparando los aparejos para pescarlo o hundirlo definitivamente, y no quedarse de brazos cruzados esperando que emerja, o temiendo que llegue a gobernar.

A pesar de que pueda tratarse de una serpiente de verano, quien sí cree en el monstruo es el pueblo que no se ha podido ir de vacaciones porque ha sufrido los coletazos del paro y de la crisis económica que el presidente del gobierno lleva dando cada vez que sale del agua para asustar a los trabajadores con reformas laborales, recortes de lo público y gastando el fondo de reserva de las pensiones.

Porque las serpientes de verano no asustan si solo tienen la intención de llenar páginas de periódicos. Lo que preocupa es que llegue el otoño caliente y la serpiente de verano se acabe transformando en otro gobierno de derechas.

Por eso no hay que distraerse ante las noticias sobre el nuevo gobierno de España, que pueden parecer el típico culebrón de verano pero ser monstruosas serpientes.

Mientras esto sucede en los periódicos nacionales, la serpiente de verano en los medios locales y provinciales es constatar cada día que Zamora es una fiesta porque estamos en verano. Aunque acechen escondidos y olvidados: el despoblamiento, la emigración, el envejecimiento, la soledad, el silencio? Y ¡cómo no! la lucha del nuevo otoño caliente. Por otro gobierno, que es posible.