A Rivera, el de Ciudadanos, se le han adelantado en una de sus exigencias al PP para ayudarle a formar Gobierno: la de crear una comisión de investigación en el Congreso sobre el caso Bárcenas y las presuntas financiaciones ilegales del partido del cual era tesorero. Se la ha adelantado el PSOE al pedir en el Congreso, formalmente, la creación de esa comisión y que se cite a declarar, aparte de a Bárcenas, claro, que también fue senador, al propio Rajoy, a su secretaria general, Cospedal, al expresidente Aznar y a otros nombres de relumbrón en el PP, relacionados con las acusaciones de posibles cobros en dinero negro, según denuncia del extesorero, cuyo juicio se inicia en octubre, precisamente, algo que volverá a poner en candelero las densas tramas de corrupción que enfangan al PP.

No le ha hecho gracia el pisotón a Rivera, convertido en el hombre del momento para bien y para mal, según soplen los vientos, y ha protestado ante un PSOE que se siente molesto e irritado ya con quien fue su socio en la fallida investidura en febrero de Pedro Sánchez y que no deja de dar la vara a los socialistas rogando su abstención para que el PP pueda gobernar. Por el bien de España, y porque la gente de la calle ya está harta y asqueada de la situación, ha dicho el candidato de C´s, tratando de justificar la burda pantomima protagonizada en la que no parece haber sido otra cosa que un peón de brega en manos de las circunstancias y sin convicciones profundas, o una marioneta movida por oscuros hilos en la sombra de los grandes poderes. Desde el PSOE se ha exigido a Rivera que respete su rechazo.

Quienes mejor han sabido valorar el brindis al sol de C´s han sido los del PP, sus aliados a partir del día 17, cuando la directiva popular acepte las exigencias, con matices y diferenciaciones en una calculada contraoferta. Y por eso, poca importancia han dado a la comisión de investigación en el Congreso, pues esa comparecencia y esas explicaciones son algo con lo que ya cuentan de antemano toda vez que saben que gobernarán en minoría y que todos los grupos van a secundar la propuesta. Aunque también han advertido, y así es, que si Sánchez quiere sacar adelante esta petición su partido habrá de abstenerse en la investidura, pues sin Gobierno no puede haber tal comisión. A no ser que los de siempre, los nacionalistas, decidan, pero no gratis, echar una mano a Rajoy base de abstención.

Son conscientes de ello los socialistas pero aun así continúan manteniendo su negativa, en la que se reiteran cada día. Ni siquiera la responsabilidad que los del PP y C´s no dejan de achacar al PSOE si Rajoy se la pega en la investidura y hay que ir a unas terceras elecciones, les hace cambiar de opinión. Es lógico, pero como al final, y por unas u otras razones, Sánchez haya de recular y dar su brazo a torcer, el ridículo y la falta de credibilidad serán aun mayores que los de Rivera y llevarían al PSOE a una crisis de identidad de duras proporciones. Puede ocurrir, porque algunos incluso no solo atemorizan con unas elecciones en noviembre, en las que todo seguiría igual, sino que incluso se refieren ya a unas cuartas en primavera, con lo que se batiría el récord mundial, sin medalla de oro, de un país sin Gobierno.