El texto del evangelio de este domingo nos puede resultar, cuanto menos, desconcertante. Dice Jesucristo: "He venido a prender fuego en el mundo... ¿Pensáis que he venido a traer al mundo paz? No, sino división". Pero, ¿qué dice el Señor? No te escandalices porque vamos a intentar explicarlo. En el Evangelio Cristo anuncia el amor de Dios al hombre que lo lleva a vivir de otra manera, de acuerdo a ese amor y a esa misericordia que Dios tiene con él. Y esa nueva forma de vivir se da en la comunidad de la Iglesia. El que alguna vez haya vivido feliz, con alegría, con un enorme bienestar, estará siempre deseando que esa situación no se acabe, ¿o no? Pues esto es lo que dice Cristo. Si eres capaz de acoger el amor de Dios en tu vida, de experimentarlo, no querrás vivir de otra manera. Y Dios mismo te irá transformando, te irá convirtiendo, te irá haciendo semejante a él.

Pero esto tiene un precio. El mundo también intenta lo mismo. Te promete paz, te promete felicidad, te promete bienestar, te promete un sentido a tu vida y muchas cosas más. Tú y yo tenemos que elegir. Lo que te propone Dios y a lo que te arrastra el mundo siempre son formas de vida contrapuestas, incompatibles. No puedes elegir las dos a la vez y vivirlas. Tampoco te sirve de nada vivir a ratos, unas veces como te pide Dios, otras como te pide el mundo.

De ahí surge el conflicto, que no es provocado por Dios. Por eso el que quiere vivir según el plan de Jesucristo se mete en una guerra. Sí, empieza a luchar contra aquellos que no respetan su decisión. Será ridiculizado, será cuestionado, será incomprendido, será rechazado por los que intentan que deje esa forma de vida y haga lo que hace el mundo. Los ataques, los conflictos vendrán por muchos lados pero los más dolorosos son los que surgen en las personas más queridas, en tu círculo más íntimo. Es la división que anuncia Cristo. Por seguirlo a Él debes enfrentarte a todo lo que es contrario a Él, como es lógico. ¿Quiere decir que debo odiar a mi familia, a mis amigos? Jamás Jesucristo pide que se odie a nadie. Al contrario, pide amar a todos. Pero sí te pide que, si quieres amar de verdad, con el amor más auténtico, más libre y más sincero, debes elegirlo a él. Así te sentirás amado y perdonado por él y podrás compartir con los otros ese amor y esa misericordia que recibes de él.

Pero este proceso no es fácil, ni sencillo. El mundo pone muchas trabas y eso causa sufrimiento. No te asustes, el Señor está contigo y no te dejará solo ante el peligro. Él te protegerá, te defenderá, te iluminará y te hará salir victorioso. Confía en Él. Puedes ganar la vida eterna, tu salvación, ¿quién o qué te da algo parecido? Este mundo y sus engaños, ¿te dará la plenitud para siempre? Tú eliges.