Cuando Zapatero llegó al Gobierno de España, 2004, una de las primeras medidas que tomó fue anular el Plan Hidrológico Nacional que había aprobado el Gobierno de Aznar y que pretendía corregir las desigualdades hidrográficas de España y además tenía concedida una importantísima subvención de la Unión Europea.

A muchos nos pareció una decisión irresponsable, como el tiempo ha venido a demostrar. Mi viejo amigo Saturio, hombre de contrastada sabiduría, me dijo entonces: "el problema de España es que una parte de la izquierda sigue instalada en el rencor y una parte de la derecha no ha superado sus complejos".

"Mira querido amigo -prosiguió Saturio-, la izquierda se encargó de identificar a Franco con las inauguraciones de pantanos de tal forma que ningún dirigente de izquierdas acometerá este tipo de obras que ellos han catalogado como franquistas.

Hasta la palabra pantano es una palabra proscrita en el lenguaje de la izquierda y cuando hablan de esas obras las llaman embalses, presas u otros eufemismos? pero nunca pantanos".

Confesaré que en otras ocasiones me acordé de este singular razonamiento de Saturio para encontrar alguna explicación a numerosas decisiones que se tomaron en los años de Gobierno de Zapatero, y que nuevamente he vuelto a recordar a Saturio al conocer que el Ayuntamiento de Zamora se propone retirar el nombre de la calle y otros reconocimientos a don Carlos Pinilla.

El historiador zamorano Miguel Ángel Mateos, persona de autoridad bien reconocida, ha asegurado que Carlos Pinilla ha sido el político zamorano que más ha hecho por la provincia en los últimos 100 años y, al mismo tiempo, ha recordado algunas de sus más notables aportaciones: la Universidad Laboral, que fue referente en la Formación Profesional de España hasta que decidieron apartar a los padres salesianos de su dirección, o el Clínico, entre otras muchas. Ambos centros, el educativo y el sanitario, siguen hoy en uso y los edificios que los albergan siguen siendo, 60 años después, parte muy destacada del patrimonio de la ciudad.

Carlos Pinilla nació en Cerecinos del Carrizal en 1911 y en 1934, en pleno Gobierno de la República, y con solo 23 años, era ya abogado del Estado. Ocupó varios cargos, el más relevante subsecretario de Trabajo durante los gobiernos de Franco y, también fue senador, elegido democráticamente por los zamoranos en las dos primeras legislaturas de nuestra democracia. Era un hombre de una sólida formación intelectual y de una elocuencia extraordinaria. He escuchado durante años a muchísimas personas, de todo sesgo ideológico, hablar maravillas de él, de su entrega por Zamora y de su permanente disposición hacia todos los zamoranos que llegaban a Madrid y precisaban de su apoyo.

Un gobierno municipal socialista, presidido por Andrés Luis Calvo, hizo ya hace muchos años una revisión del callejero y poco tiempo después el propio Ayuntamiento decidió mantener su nombre a la avenida que enlaza sus dos obras más significadas. Carlos Pinilla murió ya hace 25 años.

¿Qué razones hay hoy para que el alcalde de Zamora abra de nuevo la puerta a un revisionismo sobre la figura de Carlos Pinilla?

¿Es que no tiene la ciudad problemas suficientes a los que el gobierno municipal dedicar su atención?, o tal vez, como decía el viejo Saturio, "es que una parte de la izquierda sigue instalada en el rencor".

(*) Senador por Zamora