Según se ha publicado, en el PP se felicitaron cuando conocieron oficialmente, aunque parece ser que ya se lo habían filtrado antes, el ultimátum de Rivera, al que en la sede de Génova se hace referencia, también según se ha publicado, como "Riverita", porque nunca le han tomado demasiado en serio pese a tanto veto a Rajoy y tanto pregonar la regeneración democrática y la lucha contra la corrupción. Puede que porque sepan que es o representa la marca blanca de su partido, o porque como tanto se comenta, ahora más que nunca, resulte que Ciudadanos no es más que un invento de los grandes del Ibex para apoyar al PP si llegado el caso lo necesitaba, como ha ocurrido.

Pero tras la sorpresa, que tanta no ha sido, han comenzado las reacciones y los análisis, de los cuales no siempre sale bien parado el candidato centrista, quien por cierto causó siempre en sus apariciones televisivas una paupérrima impresión. Aunque por supuesto, los medios nacionales afines, que son la mayoría, y hasta la vieja guardia del PSOE encabezada por Felipe González -quién le ha visto y quién le ve al expresidente- no se cansen de loar y alabar la responsabilidad de Rivera, tratando de presionar aún más a Pedro Sánchez, el líder socialista, aferrado rotundamente al no, pero quién sabe, aunque este no parezca tan maleable pese a su débil posición. De todos modos, el PP avisa que hará una contraoferta, pues si bien aseguran que están de acuerdo en todo hay algunas condiciones inquietantes, como la comisión de investigación sobre el caso Bárcenas, que pudiera convertirse en primer paso a una moción de censura, o la expulsión de cargos imputados, pues dentro de la dirección popular hay casi una docena de casos, aunque Ana Mato ya ha presentado su dimisión. En cuanto a las demás exigencias les deben parecer asumibles sin problemas dado su carácter teórico ya que algunas de ellas precisan antes del consenso de todos los grupos o incluso de reformas constitucionales. Lo peor para ellos es que, pese a todo, ni siquiera el apoyo comprometido de C´s bastará para garantizar el éxito de la investidura de Rajoy, si el PSOE mantiene su postura.

A no ser que consigan la abstención de algún grupo nacionalista, que no lo haría gratis, o que Sánchez, a última hora, comulgue con ruedas de molino, que ya aseguró hace algunas semanas que no iba a haber terceras elecciones, y decida hacer mutis por el foro permitiendo con la abstención de su partido desbloquear la situación y pasar a encabezar una oposición que sería numerosa, poderosa y determinante, y que podría gobernar en realidad desde el Congreso, siempre a expensas de las decisiones de Rivera quien sigue proclamando que su partido no formará parte del Gobierno y que su apoyo no se extiende a la legislatura, aunque con C´s ya nadie sabe a qué atenerse y seguramente ni ellos mismos lo saben, tal vez porque entre otras razones teman acabar siendo devorados por el PP, por aquello de que el pez grande siempre acaba comiéndose al chico. Bastaría con que los socialistas hubiesen accedido a la gran coalición con el PP para que a Rivera y a su partido no se les necesitase para nada.