El show de Rivera, el líder de Ciudadanos, parece haber llegado al apoteosis final, o casi, desde el no a Rajoy al sí a Rajoy pasando por la abstención. Puro Groucho Marx: nunca votaré un Gobierno presidido por Rajoy; estos son mis principios pero si a Rajoy no le gustan tengo otros. En fin, ya se veía venir, dado que el personaje desde que inició su carrera política apenas ha hecho otra cosa que cambiar de opinión, de postura y de socio para el pacto, siempre con él por medio convertido en oportunista perejil de todas las salsas, demostrando una flagrante inmadurez política y alarmante falta de criterio.

Ha debido ser la encuesta del CIS, esa que vaticinaba un nuevo descalabro de C´s en caso de unas terceras elecciones, lo que ha movido a su líder a formular esa media docenas de condiciones, casi todas hipotéticas más que realizables de inmediato, un brindis al sol, para justificar, en el caso sabido de aceptación por parte de Rajoy -que por seguir gobernando es capaz de lo que sea menester- su giro radical después de proclamar una y otra vez, incluso horas antes, su firme decisión de no cruzar la raya de la abstención. El caso es que ahí está el desbloqueo que evitará ir a las urnas nuevamente, a costa de un acuerdo entre dos políticos poco o nada fiables, como los hechos hacen patente. Es absurdo pedir a Rajoy la separación inmediata de los cargos de su partido imputados por corrupción, cuando es el propio partido que Rajoy preside el que está imputado. Si lo de Sánchez y Rivera fue una comedia, esto parece un sainete, pues incluso varias de las condiciones de C´s, para las que ha dado un plazo de tres meses, no pueden cumplirse por cuanto implican un cambio de la Constitución, caso de la reforma electoral o el aforamiento de los parlamentarios, dos cosas que están muy bien, sí, que son urgentes y necesarias, pero que el PP una vez que se vea instalado nuevamente en el Gobierno irá dilatando, pues el incumplimiento es una característica bien conocida y sufrida por todos los españoles, salvo los ricos y los políticos, del presidente en funciones, al que Rivera se ha olvidado presentar otras exigencias contempladas en su programa electoral, como la supresión de las diputaciones, pues sabía que por ahí Rajoy no iba a pasar.

Como hay que saber estar y como hay un puente festivo por delante el PP ha anunciado que someterá las condiciones de C´s a su dirección nacional, en la que hay 11 imputados, y para eso tampoco se ha dado prisa: el día 17, aunque por supuesto, el programa será aprobado, aunque hagan el paripé correspondiente con precisiones, modificaciones y tal. Luego, ya se verá. Pero aun así, tampoco tiene tan segura Rajoy la investidura, a no ser que alguno de los partidos nacionalistas se abstenga. A cambio de algo, por supuesto, eso no se duda. El que se mantendrá firme en el no es el PSOE, puede que porque ya ni siquiera se le llegue a necesitar incluso, si se confirma alguna abstención, que es en lo que confían Rajoy y Rivera y seguramente hasta el propio Sánchez. Lo malo sería si nadie se abstuviese, porque entonces el nuevo pacto de C´s quedaría igualmente en agua de borrajas, y la situación continuaría bloqueada, a expensas de que a la postre, el PSOE, como Rivera, acabara dando el sí al tan vetado Rajoy.